El nuevo consejero de Servicios Sociales y Gobernanza Pública, Pablo Rubio, ha tomado posesión este martes de su cargo. “Son tiempos difíciles, asociados a la crisis del COVID-19. La prioridad de la Consejería estará asociada a este hecho, que ha modificado las distintas actuaciones del Gobierno y de la sociedad en su conjunto”.
“La Rioja y toda la sociedad mira ahora al Estado y las comunidades autónomas buscando respuestas en un momento de incertidumbre. Esperan que los responsables públicos puedan solventar las dificultades que se pueden plantear en distintos niveles. Sobre todo, en lo económico y lo social. Esa es nuestra responsabilidad”, ha añadido.
Rubio se ha marcado como objetivo que “nadie se quede atrás”, buscando la parte positiva a esta situación: “Nos damos cuenta de la importancia del Estado frente a criterios que hablaban de que el Estado no interviniera”. Y como en casi toda nueva llegada, el consejero ha sido cauto en sus declaraciones entre la responsabilidad y la ilusión.
“Es un reto difícil para todos. También para los ciudadanos y los medios de comunicación. Estamos en tiempos que no preveíamos hace unos meses y confío en que si terminamos la legislatura podamos decir que esto ha sido una pesadilla, algo que ya se ha olvidado. Ese horizonte ahora nos parece lejano”, ha indicado Rubio.
Mientras se acomoda en su despacho y se producen los nombramientos en las direcciones generales (seis cargos han dimitido este lunes de las áreas que le competen), Rubio ha bajado de revoluciones el tono en las declaraciones sobre la crisis interna del PSOE y ha recordado que llevaba veinticuatro años en la oposición.
“Han sido muchos años. Una larga travesía en el desierto. Y creo que estos meses se han podido producir disfunciones y ahora se abre una nueva etapa para dedicarnos a lo importante: dar servicio a los ciudadanos y sus problemas. Confío en que dentro de unos meses pueda decir que no existen”, ha finalizado.
