Elegir la fecha de una boda no es cualquier cosa. Los novios tienen que tratar de evitar que coincida con acontecimientos señalados y buscar una época del año en la que el clima acostumbre a ser clemente. El Puente de Mayo no es mala fecha, siempre y cuando no coincida con una pandemia mundial que te obligue a quedarte confinado en casa.
Esa es la mala pata con la que se han topado Álvaro y Cristina, dos logroñeses para los que este 2 de mayo estaba llamado a ser la fecha más especial de su vida en pareja. Por suerte, ambos pueden presumir de un vecinario que vale un potosí y que no se ha resignado en dejar sin boda a los novios.
Desde hace unos días, sus amigos empapelaron varios portales (el suyo no, por aquello de no hacer ‘spoiler’) del residencial Electra, donde viven. Las instrucciones eran claras: lucir las mejores galas del armario y esperar al ‘aplauso sanitario’ de las ocho de la tarde para oficiar una ceremonia extraoficial pero cargada de emociones a flor de piel.
Como dicen que a la tercera va la vencida, este sábado se ha corroborado que el amor no entiende de epidemias. Tras la ‘boda del confinamiento’ de Arnedo y las bodas de oro de Rafa y Cori, la terna se completa con ‘la boda del Electra’.
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