Diario de un profe ‘en cuarentena’
“Cuando el mundo pierda toda la magia, cuando mi enemigo sea yo, cuando me apuñale la nostalgia y no reconozca ni mi voz…”
Miércoles 19, 08:00. Amanece nublado pero no llueve, la temperatura hoy promete. Se acerca el fin de semana y creo que la ciudad se relaja. Entre pantallas y apuntes, al otro lado de la ventana, veo mi calle hoy mucho más concurrida y me da miedo. El perro, comprar el pan, ir a la farmacia… cualquier excusa es buena.
Y es que somos auténticos idiotas: no miramos más allá de ‘lo privado, lo particular, lo personal’ -ése era su significado original en griego-. Nuestro ego nos impide ver que estamos en guerra y que esta batalla sólo la ganamos si luchamos unidos. Pisamos Territorio Comanche, “donde no ves los fusiles, pero los fusiles sí te ven a ti” -Pérez Reverte-.
Reflexiono, y en ese mirarme el ombligo, me doy cuenta de que soy mi mejor aliado pero a la vez mi peor enemigo. Debemos, por ello, aguantar el asedio. Va para largo. Nuestros héroes, los de bata verde y mascarilla, seguirán combatiendo sin descanso por nosotros. No les defraudemos.
20:00. Puntual a su cita, tras el repicar de campanas, mi vecino del sexto conecta su altavoz y el himno de la resistencia vuela a los cuatro vientos. Para mí, es el mejor momento del día. El homenaje a nuestros héroes. Nos saludamos a lo lejos y cantamos juntos… ¡Resistiré!
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– Día 8: emitiendo en 3, 2, 1…
