La Rioja

‘Au pair’: idiomas y “un abrir los ojos a otras formas de vivir”

Al finalizar los estudios de bachillerato, o incluso después de la carrera, uno de los planes que está frecuentemente en la mente de muchas jóvenes es viajar a otros países bajo el programa de ¡au pair’.

Este 2019 ha nacido Experiencias Lingüísticas, una delegación de la empresa madrileña Auston Herencia experta en programas de inmersión con un recorrido desde el año 1972. Desde nuestra comunidad este año han sido seis chicas las que han tomado la decisión de hacer sus maletas y embarcarse en esta experiencia.

Según cuenta su trabajadora Graciela Martínez, “las chicas que se acogen al programa suelen ser aquellas que han terminado sus estudios de bachiller o que no les ha llegado la nota para entrar en la carrera que querían y se toman un año libre”, rondando así los 18 o 19 años.  “O bien lo hacen con 23, cuando ya han acabado la carrera y quieren mejorar un idioma antes de incorporarse a la vida laboral”, añade.

Y es que, el programa ‘au pair’ continúa a día de hoy estando dirigido para chicas. ¿La razón? “Es muy difícil encontrar una casa que quiera acoger a un chico para que se encargue del cuidado de sus niños”, explica Martínez.

Asimismo, la trabajadora ha recalcado que la experiencia busca beneficiar a ambas partes, tanto a la niñera como a la familia. “Cuando estas conviviendo con ellos, les estas ayudando: ellos te ofrecen a ti una oportunidad de convivir con una familia de ese país y aprender su costumbres, además de un dinero de bolsillo para sufragar tus gastos”.

“Lo que recomendamos nosotros es que la estancia sea a partir de seis meses en Europa y de doce en Estados Unidos”, cuenta la trabajadora, tiempo para forjar no solo unos lazos sólidos con la familia, sino también un círculo de amistades. “No hace falta tener un título oficial de idiomas para participar desde Experiencias lingüísticas”, aclara Martínez

Destinos de moda

Los destinos predilectos por las niñeras son California, Nueva York, Chicago y Los Ángeles, dentro de Estados Unidos, y Londres en Europa.

“Desde Experiencias Lingüísticas siempre recomendamos que no se marchen al destino donde quiere ir todo el mundo, porque hay bastantes españoles y el grado de aprendizaje es menor”, explica: “No es lo mismo ir a Londres que ir a un pueblo a cuarenta kilómetros”.

Además, para la asignación del destino y la familia correspondiente, Martínez apuesta por “cuadrar los intereses de la familia con los intereses de la ‘au pair’. Inicialmente se rellena una ficha donde se ponen las características de la familia, las actividades que hacen normalmente, a qué se dedican los padres, cuántos hijos tienen… Por su parte, la ‘au pair’ rellena un documento donde cuenta su trayectoria, si tiene hermanos, sus gustos o si tiene experiencia previa en el cuidado de niños, lo que está muy valorado en Estados Unidos”.

“Es un intercambio cultural, es salir de tu casa y descubrir cómo se vive en otras familias y en otras culturas, es un aprendizaje de las familias con la ‘au pair’ y viceversa”, define desde la voz de la experiencia.

“Yo hice un ‘au pair’ en el año 95, en Irlanda, a un pueblo llamado Howth, muy cerca de Dublín”, rememora. “Es una manera muy fácil y divertida de aprender un idioma, aunque tenga sus momentos duros, y muy gratificante”.

La antigua niñera cuenta con cariño como aún veinticinco años después y gracias a las cartas y a las nuevas tecnologías continúa en contacto con su familia de acogida y las amistades creadas durante su estancia, además de ver crecer a los niños que un día cuidó.

“Quiero que mis hijos vivan la misma experiencia porque fue abrir los ojos y darme cuenta de que no se vive solo como lo hacemos aquí, en España, que hay otras maneras de vivir muy respetables y de las que se puede aprender mucho”.

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