Una marea teñida de blanco inmaculado con trazas rojas ha puesto rumbo este sábado hacia la vecina Pamplona, que durante la próxima semana se transforma por completo con motivo de las fiestas de San Fermín.
El foco del éxodo está perfectamente definido: la estación de autobuses de Logroño. Desde ahí parten este fin de semana cientos de riojanos, la mayoría jóvenes y de punta en blanco, para regresar con sus fuerzas consumidas y con prendas que bien valdrían para pasar la prueba de un anuncio de lejías.
“Si algo define a los navarros y a los riojanos es apuntarse en el último momento”, apuntaba días atrás Carlos Martínez, uno de los responsables de transportar a la muchachada riojana al ‘goce’ navarro con la compañía de autobuses ‘La Estellesa’. Todo, condicionado al Astro: “Si llueve, los riojanos suelen abortar la misión, pero si el fin de semana hace buen tiempo, a última hora se animan muchos”.
Y como el tiempo ha respondido, el éxodo está asegurado y se produce desde un número indeterminado de puntos de La Rioja. El Ayuntamiento de Calahorra se ha encargado estos días atrás de organizar el servicio ‘Voy y vengo’, con el que dispone autobuses para que los jóvenes de la ciudad puedan divertirse en Pamplona sin necesidad de coger el coche. Desde Arnedo, por citar solo otro de los mil ejemplos que se producen en la región, la peña Lubumbas ha movilizado a más de cien viajeros.
