Preocupados. Así reconocen estar los alcaldes de la zona del Valle de Ocón. ¿La razón? Desde hace varios meses, desde invierno, en distintos festejos de los pueblos se han venido produciendo encuentros violentos entre cuadrillas, la última, el pasado fin de semana en Galilea: saldado con un herido y varias denuncias. Esto les ha hecho dar el paso de visibilizar el problema.
“Hay que poner orden y freno a lo que se está viviendo: a las peleas entre grupos. Además de no ser agradable para los vecinos, entraña también un riesgo: cualquier día se puede producir una desgracia”, recalca a NueveCuatroUno Javier Marzo, primer edil de Corera, uno de los municipios afectados y que ha decidido movilizarse junto a Alcanadre, Ausejo, El Redal, Ocón y Galilea.
“Queremos mostrar el problema para ver si entre todos podemos atajarlo, aunque no es fácil, pero antes de lamentar cosas peores hay que actuar”, explica. Así, una de las medidas ha sido hacerlo público y la siguiente ponerse en contacto con Guardia Civil y Delegación del Gobierno para solicitar más seguridad y presencia de las autoridades. “Necesitamos más medios, que estén pendientes y presentes en la zona para disuadir a los violentos”, añade Marzo.
“Nos preocupa mucho la situación”
Se percibe que hay sintonía entre los responsables municipales de los pueblos. “Nos llevamos bien, compartimos servicios, mancomunidad, tenemos contacto fluido, no es un problema entre localidades, sino de grupos -algunos incluso que vienen de otras zonas- que solo quieren montar peleas y líos. Van pasados de muchas cosas, lo hacen de madrugada… Son incontrolables”, subraya el alcalde de Corera.
Su homónimo de Ocón, Ernesto Viguera lo corrobora: “Nos preocupa mucho, porque parece que si no hay cualquier lío no hay fiesta”. Y ahora llega precisamente un período especialmente intenso para estas cuestiones. “Esa es una de las razones que nos ha hecho movilizarnos: desde este momento hay fiestas casi cada fin de semana; con más festejos los riesgos se multiplican. Por eso queremos concienciar a la ciudadanía y cortar la dinámica con más control de las autoridades -Guardia Civil o quien corresponda-“.
Una inquietud, a la que se enfrentan en esta parte de La Rioja, que tiene en alerta a todos los vecinos y visitantes de estas localidades. No es la primera vez que ocurre, pero sí de las más acrecentadas, porque en los últimos años la convivencia, como reconocen los lugareños, era buena.
