Semana Santa

La Semana Santa coge el paso en el Certamen de Bandas de Logroño

Dos semanas. Catorce días interminables para quienes viven la Cuaresma como un maratón. Es lo que resta para que el incienso comience a inundar las calles a humaredas y los pasos inicien su sinuoso recorrido por los callejones.

La Semana Santa está a la vuelta de la esquina, pero conviene ir preparando el cuerpo, porque siete días de pasión pasan volando y luego hay todo un año para lamentar aquellos momentos no vividos. Por ello, en Logroño la Cofradía de la Flagelación tira de previsión y organiza desde hace una década un certamen de bandas que alegra el oído al tiempo que va matando el gusanillo a los cofrades.

Tras varios años de peregrinaje por distintos enclaves de la ciudad, este sábado las cornetas han vuelto a llorar donde ocurren las cosas importantes en Logroño. Ese en el que se venera a la patrona de todos los riojanos y donde no ocurre nada que pase desapercibido a propios y extraños. La Concha del Espolón ha sido el escenario del décimo Certamen Nacional de Bandas Procesionales, donde la finura de la trompetería y el estruendo de la percusión han latido con la misma frecuencia.

Fieles y curiosos han llenado el paseo para escuchar de cerca a la Agrupación Musical de La Columna, llegada desde Alcalá de Henares. O a la sección de concurso del Sant Enterrament, que han hecho temblar el suelo de aquí a Tarragona. La Santísima Trinidad ha demostrado que Triana y Palencia están mucho más cerca si en el hilo musical suenan las Tres Caídas. Y, cómo no, la Flagelación ha presumido con orgullo del modo de entender la Semana Santa en Logroño.

Catorce días. Ni uno más, ni uno menos. Tiempo más que suficiente para adecuar las túnicas y preparar los cuerpos para lo que está por llegar, que no es poco. Al menos, los que han pasado por el Espolón ya tienen cogido el compás.

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