La Rioja

Una decisión entre barricas y patatas a la riojana

Está últimamente el PP que no lo reconozco. Este no es mi PP, que me lo han cambiado. Ni siquiera el himno suena igual. Ya no tiene esa música pegadiza que no podías borrarte de la cabeza en una semana después de un mitin. Ahora suena a tambores de guerra. Juego de Tronos. Piratas del Caribe. 300. Hollywood. Ni siquiera le intuyo por ningún lado la gaviota en sus imágenes y apenas hay corbatas entre sus dirigentes. ¿A dónde vamos a llegar?

Para colmo, tiene ahora el PP un presidente a nivel nacional al que se le entiende cuando habla porque hasta vocaliza. Piquito de oro. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un político coherente con sus declaraciones? Entonces ya sí que sería para votarle. Por suerte, los populares no han cortado de raíz con su pasado y siguen manteniendo formas de hacer las cosas como Dios manda. Y en el caso de La Rioja, entre patatas y vino.

Tras estar por la mañana en Vitoria, Pablo Casado reunió este martes a la cúpula del PP riojano en una bodega de La Rioja Alta. Entre barricas y patatas a la riojana, José Ignacio Ceniceros, Cuca Gamarra, Conrado Escobar y María Martín compartieron con “el jefe” confidencias de este nuevo partido que toma sus decisiones entre mesas y manteles a las faldas de la sierra de Cantabria.

Si al presidente lo encumbraron hace casi cuatro años como máximo dirigente del Gobierno de La Rioja en Marqués de Vargas y la candidata a Logroño se decidió hace unos meses en el Hotel Los Agustinos de Haro, las últimas decisiones para el PP riojano llevarán el sello de Bodegas Riojanas (Cenicero). El vino Monte Real será el ‘culpable’ de los próximos acontecimientos y no hay certezas en ellos.

¿Por qué Casado no ha dado el pistoletazo de salida a la campaña riojana con los candidatos al Congreso y al Senado en el Círculo Logroñés levantando los brazos como si hubieran ganado un Gran Premio de Fórmula 1? Fácil. Todavía no los hay. A cambio, el aperitivo que tuvimos para llevarnos a la boca fue un carrusel de nombres para las cabeceras de comarca que sirve para despedir a Yolanda Preciado, la alcaldesa de Alfaro y persona más ovacionada de la tarde.

El adelanto electoral de Pedro Sánchez ha truncado los cálculos de Gamarra. A saber, haciendo ese típico ejercicio de política ficción, lo que pasaba por su cabeza: me presento como candidata en Logroño, gano las elecciones, dejo paso al siguiente para amarrar la Alcaldía y me marcho a Madrid en la siguiente cita con las urnas. Y en este nuevo escenario, una misma decisión a tomar, pero con cierto sabor a derrota porque no podría pugnar con la ‘Revolución Mendoza’ por el trono de la capital.

Hasta que sepamos si Gamarra va como número uno al Congreso de los Diputados o no, tendremos que conformarnos con las patatas a la riojana y el vino. No es mala cosa. Al menos, tendremos el estómago lleno para afrontar las curvas que vienen en ese PP que ya no es el mío y que me lo han cambiado. Si la cosa se alarga mucho y Pablo Casado tiene que volver, Ceniceros ya nos ha puesto el menú y el lugar. Unos buenos caparrones en los Cameros y una menestra en La Rioja Baja, las dos únicas zonas de la región que le faltan por visitar al jefe. Así sea.

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