La Unión Deportiva Logroñés ha cogido carrerilla y desde el pasado 9 de diciembre nadie sabe cómo pararla en seco. El conjunto riojano ha sumado este domingo en Mareo su quinto triunfo consecutivo (0-2), que le mantiene invicto a lo largo de las últimas siete jornadas, en las que no ha encajado ni un solo gol.
Porque los blanquirrojos se han acomodado en su traje de equipo ‘grande’. Ese que le permite ganar a conjuntos experimentados y noveles, titanes y supervivientes sin torcer el gesto en el proceso. Una lección que ha aprendido el filial del Sporting, que solo concedió una ocasión en todo el primer tiempo y la osadía le ha costado la derrota ante su público.
Una pérdida de balón en zona de ataque la convirtieron los pupilos de Sergio Rodríguez en un contragolpe de esos que se les muestra a los infantiles en las escuelas de fútbol: balón de treinta metros a la espalda de la defensa que baja al piso Iñaki Sánez para colocarla en la media luna, donde aparece Rubén Martínez para acomodarla en la red con un disparo ajustado al primer toque. Tá-tá-tá. La picadura de la cobra. Y a remar.
La sentencia
Porque, aparentemente sin despeinarse, la UD Logroñés invocó al viento de cola para sumar una nueva muesca en su revólver. Gozó de ocasiones para aumentar su renta. Y lo hizo, como los grandes, cuando el partido estaba a punto de expirar. En el 85 los riojanos exprimieron la pizarra en una falta en la frontal del área. Despiste asturiano que habilita a Marcos André para el remate y el rechace del brasileño lo caza Andy Rodríguez para empaquetar los tres puntos de vuelta a Logroño.
El resultado cosechado en Mareo refuerza a los blanquirrojos en la tercera posición con 43 puntos, recortándole dos puntos al Mirandés (tiene uno más), que no pudo pasar del empate en su visita al Barakaldo.
