Se da por sentado que el autobús es la mejor opción para dejar el coche en casa. Y en Haro se lo han tomado al pie de la letra. El Ayuntamiento ha invertido 19.000 euros en la instalación de tres marquesinas en las que refugiarse mientras se espera la llegada del bus.
El problema aparece cuando una de esas instalaciones se lleva a cabo sobre una plaza de aparcamiento reservada para personas con discapacidad, que es lo que ha ocurrido en La Atalaya. Desde el Consistorio anunciaban este jueves nuevas marquesinas como si de la última novedad en el mercado del automóvil se tratase: “Modelo Conviviale, de color antracita, y cuyas dimensiones son de tres por un metro”.
En relación a la parada que usurpa la plaza de discapacitados, el Ayuntamiento indicaba en una nota de prensa que responde a “una demanda histórica” que han atendido y el aparcamiento lo han recuperado en otro lugar, según lo inicialmente previsto en la ejecución del proyecto.
