Cuando alguien cursa sus estudios sabiendo que muy mal se le tiene que dar para no encontrar un trabajo en un plazo de dos años las clases se hacen mucho más llevaderas. Bastante llano se le tiene que hacer el camino a los alumnos del grado medio de Electromecánica de Vehículos Automóviles, que imparten en La Rioja el IES Valle del Cidacos (en Calahorra), el IES Inventor Cosme García y el CPC Sagrado Corazón ‘Jesuitas’ (ambos, en Logroño).
Es, al menos, lo que se deduce de la afirmación de Javier Royo, profesor en Jesuitas: “En el mundo de la automoción hay ahora mismo más talleres solicitando trabajadores que alumnos cursando estudios; la demanda supera por mucho a la oferta”. Toda una garantía para aquellas personas que buscan empleo, no son demasiado manazas con una herramienta en la mano y no les importa llegar a casa con algún rastro de grasa.
Royo explica, además, que entre sus alumnos no solo hay gente buscando un puesto de trabajo, sino también profesionales que amplían su formación al tiempo que llevan a casa una nómina a final de mes: “Tenemos alumnos que trabajan como bomberos y cambian turnos para venir a estudiar; cubrimos un rango de edades muy amplio entre el alumnado”.
Y es esa accesibilidad al mercado laboral la que ha llevado a un número significativo de personas a replantearse sus perspectivas profesionales, ya que este profesor asegura que “en los años más duros de la crisis notamos mucho la llegada de gente buscando más opciones de colocación, incluso de personas que llegaban de oficios muy ajenos a la automoción”.
Para el profesorado también es importante no fallarle al empresario que acude a ellos pensando en reforzar su taller. “Más allá del expediente, valoramos las capacidades profesionales y personales de nuestros alumnos; no solo nos fijamos en la aptitud, sino que le damos mucho valor a su actitud”, explica el profesor de Jesuitas.
