La Rioja

El colegio en el que le hubiera gustado estudiar a Florentino Pérez

“Si te equivocas al programar un partido es un follón porque estás perjudicando a varios equipos”. La frase bien podría haberse pronunciado en la sede de la Federación Española de Fútbol mientras buscaban una fecha para disputar el Celta-Real Madrid aplazado por el temporal y la uralita. Pero no, la oración nace de los labios de un alumno de Bachillerato del Sagrado Corazón (Jesuitas) de Logroño, que de gestión deportiva sabe un rato gracias a los estímulos de uno de sus profesores.

“¿Qué podéis crear para configurar vuestro aprendizaje?”, le preguntó José Ramón Barbero a sus alumnos en la primera clase de Educación Física del curso 2014-2015. De entre las múltiples propuestas de los chavales, hubo una que destacó sobre las demás. Y eso que llevarla a cabo no iba a resultar sencillo, ya que su propósito era el de fomentar las prácticas deportivas en el recreo a través de un complejo sistema de competición que implicase a todos los cursos de Secundaria.

Así, de la noche a la mañana el colegio se convirtió en una suerte de Comité Olímpico Internacional en el que los chicos de Bachillerato se encargan del Departamento Administrativo (elaboración de calendarios, asignación de sedes) y los del resto de cursos de Secundaria se reparten el Departamento de Ejecución Técnica (gestión de los recursos materiales, el arbitraje y las actas), el de Seguridad y Competición (vigilando que prime el ‘fair play’ en las gradas, dando puntos positivos a los hinchas más animosos y en sentido contrario a los ‘hooligans’ en potencia) y el de Comunicación (elaboración de clasificaciones y crónicas).

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Así, mediante esta iniciativa nacida de los propios alumnos (bautizada como ‘Recreo pro-activo’) todo el colegio participa en competiciones de fútbol, baloncesto, voleibol o tenis de mesa, cuando antes la mayoría de adolescentes se limitaba a pelar la pava. Solo el pasado año, el número de participantes en el ‘Recreo pro-activo’ alcanzó los 972 estudiantes.

Que al final del curso no haya oros, platas o bronces no significa que los equipos mejor clasificados se queden sin premio. A lo largo de la temporada se reparten ‘fisipuntos’ y cuando acaban las clases los que más acumulan en su casillero gozan de un premio especial. El pasado verano, sin ir más lejos, la recompensa llegó en forma de clase de surf en la playa de Plentzia, como puedes ver en el siguiente vídeo.

Este innovador sistema de competición va ya por su tercera temporada, pero el proyecto sigue más vivo que nunca. No en vano, el engranaje de la gestión deportiva crece año a año y a corto plazo ya existen retos como el de crear un Departamento Económico (fundamentado sobre una moneda virtual, el ‘Fisicoin’) que brinde un presupuesto a cada equipo para que lo vaya gestionando a lo largo del curso para perfeccionar su nivel competitivo.

Quién sabe. A lo mejor el Florentino Pérez del mañana está hoy estudiando en Jesuitas, aunque él mismo todavía no lo sepa.

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