Como buen españolito, he sido futbolero. Hasta que en una tarde de café D. Groucho Marx me espetó: “Pepito, ¡ñoco!, el furbo es el opio del pueblo”. ¡Me quedé pasmao! Y se acabó. Así que no me pregunten, porque no sé quiénes juegan; los Cruyff, Maradona; Valdano, Zidane, etc., esos magos de la pelota, son agua pasada.
Con las “elecciones del 20-D” me pasa lo mismo, ni idea de quiénes juegan. Porque es igual.
Aquí votar no es sino adherirse a una lista que han elegido en una timba de mesa-camilla unos cuantos. Bien es cierto que hay varias papeletas, a diferencia de la papeleta única de otros paraísos, pero los que están en esas listas son los “esclavos de su señor”. Ya lo dijo el famoso filósofo: “El que se mueva no sale en la foto”.
Luego, los elegidos se vengan. ¡Y con qué saña! Porque a partir de entonces lo importante no son aquellos que con sus impuestos mantienen la salida profesional de quienes profesionalmente no tienen salida, sino ellos mismos. Y la plebe, que se aguante. Hasta que se desmorone el retablo y arrastre a pícaros y público.
Prefiero el furbo, con todo lo podrido que está, que esta farsa: al menos en aquel están algunos de los magos de la pelota de más mérito, mientras que en la farsa, entre efebos, inexpertos, ignorantes, trepas y gente de mala calaña, la timba está a rebosar.
Así que si esto, que es claro como la luz del día, no se vislumbra, no se quejen. ¡Ya vendrá Paco con las rebajas y salga el sol por Antequera!
