Gastronomía

Kike Fernández, el chef que está cambiando Nájera

Meraki Gastrobar es uno de esos espacios que aportan también de puertas hacia afuera. En Nájera está sirviendo para que poco a poco se vaya ampliando la oferta gastronómica de una localidad con mucho potencial, también en término gastronómicos, al ser una parada importante del Camino de Santiago Francés. Al frente de este espacio está el chef najerano Kike Fernández, un joven cocinero -no llega a los cuarenta- que está dispuesto a aportar todo lo que sea posible a su ciudad.

«Siempre he sido de trabajar duro y de buscarme un sueldo», explica. Su relación con el mundo de la empresa comenzó en un bar de copas, también en Nájera. «Era joven, veinte años, pero pronto quise ponerme al otro lado de la barra», recuerda este chef que ha visto en la formación el paso previo necesario a dar el salto al complicado mundo de la cocina. «Aquello fue una primera experiencia, una toma de contacto con el mundo de la hostelería», a la que le está dedicando su vida con el Meraki Gastrobar, una de las referencias para comer si se visita Nájera.

«Me fue  picando el gusanillo, y pronto tuve claro que la cocina debía ser lo mío porque me encantaba», argumenta ahora que ha superado la etapa de formación y se ha consolidado su proyecto gastronómico en su ciudad natal. Aunque reconoce que «me metí en cocina un poco por casualidad». Comprobó que se podía ganar la vida con ello, y decidió formarse. «Estudié en la Escuela de Santo Domingo el Grado Superior de Cocina y desde el minuto uno me enganchó». Fue todo un flechazo: «Me enamoró el mundo de la cocina por todo lo amplio que es, y porque jamás dejas de aprender».

Pasado el tiempo se siente cómodo, la comodidad que provoca en aquel que sabe que acertó en su momento con la profesión elegida. «No me veo haciendo otra cosa».  Su caso es la confirmación -una vez más- de que «la formación es la base». Kike reconoce que «es muy importante», pero teniendo «claro que cuando se sale de la escuela sigues estando muy tierno». Por lo que tiene un sencillo consejo que dar a los jóvenes que quieran dedicarse al mundo de la cocina: «Siempre aconsejo rotar. Rotar para trabajar en muchos lugares distintos. Es una oportunidad increíble para absorber mucho conocimiento, coger lo mejor de cada sitio, de cada chef, de cada compañero, de cada cocina… En la escuela adquieres muchos conocimientos, te dan la base, pero luego tienes que salir fuera y ver qué pasa. Primero hay que saber  cómo se trabaja en un restaurante profesional, cómo se organizan, y luego comenzar a cocinar poco a poco. Porque una cosa es cocinar como nuestra abuelas, rico y para la familia y amigos, y otra bien distinto para sacar un menú y cobrar por ello».

Él está logrando ser cocinero en su propia casa, hacerlo en Nájera, para sus vecinos, amigos y familiares, y Meraki Gastrobar es una referencia desde que se puso en marcha. «A veces pienso que no somos muy conscientes de lo que estamos haciendo. Recibo muchos comentarios de este tipo. Nos dicen que hacía falta tener un sitio como éste en Nájera», explica Kike Fernández, que da la clave del éxito: «Echarle muchas horas, ponerle ganas, y hacerlo con mucha ilusión». Recuerda que «cuando abrimos el bar teníamos confianza en que iba a funcionar bien. De lo contrario no lo hubiéramos hecho». Pero todo el cariño que están recibiendo no se lo esperaban: «Es un orgullo terrible. Para mí es la mayor satisfacción que puede haber en el mundo».

Kike Fernández está poniendo toda la carne en el asador. «Te diría que este gastrobar es mi esencia». Son todas aquellas cosas que ha ido eligiendo en su amplio proceso de formación, en ese continuo rotar hasta encontrarse preparado para poner su propio negocio en marcha. «Vas formando tu propia personalidad de cocinero. Se va creando tu manera de ver la cocina. Coges todos esos sabores que te gustan y los intentas trasladar en cada plato». Pero nada de esto sería posible en soledad. No hay chef sin equipo. «Somos un equipo de once personas. Y cada uno aporta su granito de arena. A mí me toca liderar, y recibir todos estos aplausos, pero esto es cosa de todos». Lo tiene claro: «No soy nadie si no tuviera el equipo que tengo detrás».

Kike Fernández es la tercera generación de la gastronomía riojana. La que está por llegar. Es uno de los que están comenzando a hacer su propio camino, en un terreno allanado por Lorenzo Cañas, Marisa, Vicenta…, que situaron a todos los chefs riojanos en la autopista de la nueva cocina. Llegaron Francis Paniego y los hermanos Echapresto para darle a esta cocina brillo y promoción, y ahora será responsabilidad de la tercera generación, de jóvenes como Kike Fernández, los que deberán encontrar su propio estilo sin perder la esencia de lo recibido. «Tenemos una suerte brutal en La Rioja. La oferta gastronómica es impresionante. Pero esto no para. Esto va a seguir mejorando. Tenemos a todos estos referentes, y es nuestra responsabilidad seguir por esta línea marcada».

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