¡Que sí, que sí, que sí, que la feria ya está aquí! Tengamos la edad que tengamos, la visita a las barracas es cita obligada cada San Mateo. Y quien diga que no se deja llevar por la magia de las luces, el ‘piribiribiribiribiribi’ de las atracciones, el bingo y los churros, miente.
Los feriantes llegan a Logroño estas fiestas con buenas sensaciones, sobre todo porque «las fechas de este año favorecen mucho al sector. Otras veces coincidía con las ferias de otras ciudades, lo que hacía que muchos no vinieran o se incorporaran más tarde. Estos sanmateos estará la feria completa», adelanta Pedro Arnedo, secretario de la Asociación de feriantes
Eso significa que el recinto ferial de Las Norias acogerá un total de 85 atracciones: 39 aparatos de movimiento, «todos de primera línea», infantiles, de mayores y espectáculos y el resto serán casetas, mesones, churrerías y tómbolas. Y para los más valientes, una novedad «espectacular e impresionante». Logroño recibe en sus barracas el High Energy, una nueva atracción llegada desde Alemania de la que solo existen dos aparatos en Europa. Estéticamente y vista desde abajo, increíble para las fotos y el postureo de Instagram, otra cosa es atreverse a subir. Los más atrevidos la gozarán.
La magia de la feria comenzará este viernes 20 de septiembre y se alargará hasta el 30. Diez días para disfrutar de los escobazos de la bruja del tren chispita, ver Logroño desde lo alto de la noria, esquivar los golpes en los autos de choque, subirte al mostrados de la tómbola Antojitos, cantar y llevarte premio seguro, hacer que tu camello se convierta en el «campeón de la competición», y, por supuesto, irte de la feria con un lomo, chorizo o jamón debajo del brazo. Como siempre, un día de precios especiales (Dís del Niño), que en esta ocasión será el lunes 30, y «el día inclusivo, las dos horas que hacemos sin ruido, será el miércoles 25 de cinco a siete de la tarde». Además, este año «vamos a habilitar un sistema para que las personas con discapacidad tengan preferencia a la hora de acceder a las atracciones».
Los horarios no varían, y es que en esta ‘plaza’ somos de costumbres. La feria abre a las 17 horas todos los días, pero está claro que la gente no perdona la sobremesa o la siesta, porque «empiezan a venir, sobre todo las familias con niños pequeños, en torno a las seis de la tarde». Esos son los que no fallan, los clientes fieles, los ‘vip’. Los peques llenan cada año el recinto con sus caras de sorpresa, sus sonrisas y a veces berrinches por querer más. «Desde luego ellos son los que más disfrutan».
Aunque los jóvenes están volviendo a sentir ese ‘gustillo’ por la feria. «Antes de la pandemia ese sector de público bajó notoriamente. Los botellones y otras actividades hicieron que pocos se acercaran, sin embargo, los últimos años están volviendo, y eso nos hace especialmente ilusión». ¿Te acuerdas cuando ibas a la feria porque sabías que ibas a encontrarte «por casualidad» con tu ‘crush’? Pura magia.
Y a la hora de irnos de la feria seguimos siendo de los que antes ‘plegamos’. «La tendencia general es que el público se va mucho antes que hace años, excepto en Andalucía, donde solemos estar hasta las 4 o 5 de la mañana. Sin embargo, aquí, a las 12 ya se ve mucho menos movimiento. La gente se suele ir a los fuegos, conciertos, u otros actos del programa de fiestas y luego ya no se reengancha».
«Con los brazos abiertos», así esperan ya Pedro y sus compañeros a ese público logroñés que recuerdan sus tiempos mozos en la feria, a esos que la descubren por primera vez y a los que la viven de diferente forma, sin sus padres y con su cuadrilla.
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