La Rioja ha sido testigo de una de las noches más calurosas del verano, con temperaturas que difícilmente han permitido conciliar el sueño del tirón. En esta pasada madrugada del viernes al sábado, la zona de Yerga y el pueblo Santa Marina -ambos por encima de los mil metros de altitud- han marcado las temperaturas mínimas más altas, registrando 22,2 °C y 22,5 °C respectivamente. Estos valores, propios de climas tropicales, transformaron la madrugada en un calvario para quienes intentaban descansar.
En Logroño, la capital riojana, el termómetro no bajó de los 21,6 °C, una temperatura que mantuvo la ciudad en un estado de calor continuo durante toda la noche, aunque de madrugada entró el cierzo y alivió un poco esta sensación de ahogo nocturno. Nájera y San Román experimentaron mínimas similares, rondando también los 21,6 °C. Por su parte, Aguilar y Alfaro registraron mínimas de 21,3 °C y 20,9 °C respectivamente, lo que muestra que prácticamente ninguna zona de La Rioja escapó a los efectos de esta noche sofocante.
Incluso localidades normalmente más frescas, como Ezcaray y Moncalvillo, no se libraron del calor, con mínimas de 18,3 °C. En otras áreas, como Haro y Cervera, las temperaturas mínimas fueron de 18,4 °C y 20,9 °C, respectivamente, valores que indican que el calor nocturno está afectando tanto a zonas urbanas como rurales.
Estas cifras no solo reflejan una noche particularmente cálida, sino que anticipan una tendencia que parece agravarse con el tiempo. Los meteorólogos advierten que la próxima noche, de sábado a domingo, será aún más calurosa, con posibles temperaturas mínimas que podrían superar los 25 °C en algunas localidades. Esto no solo impedirá un descanso adecuado, sino que incrementará los riesgos para la salud, especialmente en los sectores más vulnerables de la población.
El fenómeno de las ‘noches tropicales’ que está golpeando a La Rioja es un recordatorio alarmante del impacto del cambio climático y de la necesidad urgente de medidas de adaptación. Mientras tanto, la población deberá prepararse para afrontar otra noche de calor extremo, en la que las temperaturas no darán tregua ni siquiera durante la madrugada.
