La Rioja

La carnicería de Anguciana disfrutará de una segunda vida

Sergio reabre el negocio que ha llevado durante casi siete décadas su familia en Anguciana

En cualquier municipio de poco más de cuatrocientos habitantes es común que los locales comerciales poco a poco se vayan extinguiendo, dejando a los vecinos sin opciones para realizar sus compras dentro de los límites de la localidad. Cierres por falta de beneficios, por jubilaciones, por falta de clientela… Despoblación rural, lo llaman.

Anguciana se había visto en esa tesitura. Hace un tiempo cerró la última tienda de ultramarinos y en septiembre, Paqui había decidido que era el momento de jubilarse de la carnicería que ha regentado su familia durante casi siete décadas.

Terminaba el verano, y después de 67 años de servicio, la emblemática carnicería cerraba sus puertas, dejando un vacío en el corazón del pueblo. La idea era buscar a alguien a quien podérsela arrendar para que no se perdiese el servicio en el pueblo, pero después de meses sin conseguirlo había que tomar una decisión definitiva.

“La carnicería fue fundada por mi abuela Paca en 1956, y posteriormente fue llevada por mi madre y mi tía María Ángeles. Se ha convertido en toda una institución; la gente de la zona viene en busca de los chorizos y morcillas artesanales, pero tenemos de todo”.

Sergio, el hijo de Paqui, ha decidido dar un paso al frente en semejante aventura y tomar las riendas del negocio familiar. Lo hace especialmente por la gente del pueblo. “Me entristecía mucho la idea de que el municipio se quedara sin carnicería, ya que la gente del pueblo estaba muy acostumbrada a comprar aquí”..

Aunque trabaja en el matadero, ha visto la oportunidad de compaginar ambos trabajos y asegura que “con tener algunas horas abierto para poder dar servicio a los vecinos es suficiente”. En verano es cuando más jaleo hay y en invierno con tener atendidas a las vecinas… “Me entristecía mucho la idea de que el municipio se quedara sin carnicería, la gente del pueblo estaba muy acostumbrada a comprar aquí”, añade Sergio.

La decisión de reabrir la carnicería ha sido posible gracias al apoyo incondicional de la familia, que están comprometidos no solo con el negocio, sino también con la comunidad. “Las vecinas, sobre todo, están emocionadas de que vayamos a reabrir y nosotros tan contentos”. Además se desviven por ellas. “Si hay que llevar el pedido a domicilio, se lleva; si tenemos que coger el pedido por teléfono, se coge”. Además, no sólo se encargan de la carne. “Aquí tenemos un poco de todo, sobretodo los básicos: harina, leche, conservas… que ante una urgencia, no tengan que salir del pueblo”.

Con la reapertura de la carnicería Paca, Anguciana recupera un importante servicio para sus habitantes y revive una parte de su historia y tradición, demostrando que siempre hay espacio para un nuevo comienzo.

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