El vino de Rioja tiene este martes un gusto algo más amargo. La Denominación de Origen Calificada lamenta la muerte de Fernando Remírez de Ganuza a sus 73 años, uno de sus grandes revolucionarios durante la época de los años 90 y fundador en 1989 de la bodega homónima.
Ingeniero agrónomo de profesión, su obsesión desde el primer momento fue «hacer una selección exhaustiva de la uva e intervenir lo mínimo en el proceso de elaboración del vino para ser lo más fiel posible tanto a la añada como a la viña».
Entre los años 70 y los 80, Remírez de Ganuza se dedicó a la compra-venta de viñedo viejo, seleccionando las fincas más apropiadas de Rioja Alavesa para desarrollar su proyecto en Samaniego.
Con esas viñas viejas y el papel clave de la innovación tecnológica, su bodega se convirtió en una de las referentes en una denominación de renombre mundial gracias a personas como él.
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