Vivir pared con pared con con un alojamiento turístico “es un infierno”. Así definía su experiencia una lectora de NueveCuatroUno a la que, rápidamente, ha contestado otra.
“Tenemos un alojamiento turístico en el centro de Logroño, no en el Casco Antiguo, pero en el centro y los vecinos están encantados. Anteriormente había un alquiler convencional, antes de que lo compráramos nosotros, y los vecinos no podían más. Los inquilinos daban voces a todas horas, golpes, música a tope. Y no sólo los fines de semana, sino a cada hora del día”.
Esta lectora explica al Sereno que desde que tienen esta vivienda y la utilizan a uso turístico, “los vecinos dicen que viven más tranquilos, porque normalmente solo hay gente los fines de semana. Además, no tienen molestias por ruido porque la gente no se monta fiestas allí. Prácticamente solo van a desayunar, cenar y dormir”.
Y es que, “se está demonizando a los alojamientos turísticos cuando es una cuestión de civismo. Pero no sólo por los turistas, que también, sino por parte de muchos individuos que viven de alquiler convencional y la lían parda, y, repito, no sólo fines de semana. Hay que aguantarlos a diario. Por no mencionar que, además, muchos de los que la lían no pagan el alquiler a sus arrendadores, para más ‘inri’. O qué pasa, ¿que si alguien están de alquiler normal no da guerra por ese siempre hecho?”.
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