El Rioja

Radiografía de unas ventas de Rioja que deben remontar

Las expectativas se convirtieron en evidencias cuando el pasado 15 de febrero el Consejo Regulador de la DOCa Rioja anunció sus cifras de ventas durante 2023: una caída del 5,18 por ciento respecto a 2022. La región conserva, sin embargo, un 27 por ciento de cuota en el mercado nacional y supone el 40 de las exportaciones de vinos españoles con denominación de origen.

Si durante el año pasado se comercializaron 238,3 millones de litros de vino entre el mercado nacional e internacional (325,2 millones de botellas), en 2022 fueron un total de 251,3 los millones que se comercializaron (de los 285,95 millones de litros elaborados). Cabe poner el foco también en esos niveles de existencias que han ido engordando añada tras añada y que ponen cifras a la crisis que vive el sector del vino. Así, a cierre de 2022, las existencias de Rioja alcanzan los 937,67 millones de litros, tal como reflejan los datos estadísticos de la última memoria publicada por el Consejo Regulador.

Pese al pico de caída sufrido en 2020 a causa de la pandemia del COVID-19, los ejercicios previos venían reflejando desde 2017 una tendencia a la baja que ya advertía de la coyuntura de crisis que se avecinaba. Además, las ventas de 2018 (cerca de 21 millones de litros menos que el año anterior) estuvieron motivadas por la pérdida de producción motivada por la helada de 2017 que azotó especialmente la mitad occidental de la denominación.

Rioja ha vendido un 16 por ciento menos de vino desde 2017, cuando se alcanzó el pico de comercialización en la denominación, hasta la actualidad. Se ha situado así en el nivel de ventas de 2008 (251,9 millones de litros) y también de principios de los 2000, aunque el escenario que hubo previamente fue de inestabilidad total en el sector. Y es que para alcanzar esos 250 millones de litros con sello Rioja vendidos en 2022, las bodegas antes tuvieron que afrontar un volumen de ventas hundido: en el 2000 se vendieron la friolera de 160 millones de litros.

Una caída en picado, de casi el 30 por ciento respecto a las ventas de 1998, y que vino derivada del incremento de los precios del vino entre 1998 y 1999 a causa de una merma importante de la producción y que estuvo motivada en el segundo año por una gran helada que se llevó por delante en torno al 25 por ciento de la cosecha de Rioja. Si en 1998 el precio de la uva se encareció, al año siguiente se vivió el mayor pico con esas 425 pesetas que alcanzó el kilo de uva tras una operación en Alfaro, cuando Codorniú compró Bodegas Bilbaínas, que contaba con mucho vino almacenado. Aquel año las cooperativas también aprovecharon el contexto de bonanza para colocar la cántara de vino (16 litros) a 9.000 o 10.000 pesetas.

Otro valle de ventas, aunque menos acusado que este anterior, se registró entre 2007 y 2009 donde la recesión económica provocó un nuevo batacazo para la denominación. En este periodo se vendieron casi 36 millones de litros de vino menos, aunque la balanza recuperó posiciones en el siguiente año alcanzando los 267 millones de litros vendidos a cierre de 2010. Los dos años posteriores las ventas fueron recuperando poco a poco, pero con una ralentización marcada que no se despejó hasta 2013.

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