El Rioja

Un rosado ‘temerario’ se abre hueco en Rioja

Alejandro Perfecto forma parte de una nueva generación de productores que ponen su pueblo en el mapa vitivinícola, pero con el afán de buscar una diferenciación desde el terruño. Él lo hace con Aldeanueva de Ebro, su tierra natal, pero también con Alfaro, demostrando el potencial que albergan algunas zonas de estos municipios para hacer posible Temerario Wines. Lo hace, además, con atrevimiento porque resulta poco habitual lanzarse por primera vez al mercado con un rosado. Este joven anda estos días entretenido embotellando su proyecto de futuro, con las etiquetas ya pedidas y a la espera de dar salida a esas 1.700 o 1.800 botellas de la añada 2023 que espera sacar la próxima semana.

– Sobre tinta suena bonito esto de emprender, y más si es en el mundo del vino, pero seguro que ha habido dificultades varias hasta llegar a donde estás.

– Está claro. Es que financieramente lo de empezar negocios es exigente. Esto lo empezamos mi mujer y yo con nuestros ahorros, contando también con el apoyo y ayuda en el campo de mi padre y hermano, por no hablar de Bárbara Palacios que me cedió un espacio en su bodega de Briones. Pero los recursos no dejan de ser limitados. Por eso también necesitábamos comenzar ya a moverlo para ir recuperando poco a poco. También es cierto que este vino estaba pensado como una avanzadilla antes de salir con el blanco de viura y los tintos, que preveo que estén para finales de este año o principios del que viene. Por eso también elegí un rosado como primer vino porque tal vez es uno de los que menos tiempo de procesos de elaboración requiere.

– Una forma, por tanto, de ir tanteando mercados. ¿Cómo esperas esa primera inmersión en la comercialización?

– Pues lo cierto es que hemos elegido una forma poco habitual de empezar al habernos decantado por un rosado. Además de ser un vino que normalmente no ha recibido la atención merecida por parte de las bodegas, las cifras de consumo mundiales tampoco son positivas. Pero he de decir que en un contexto que en principio es negativo, yo prefiero sentirme ajeno, cubrirme los ojos y seguir adelante. Sé como están los datos de mercado para Rioja, pero ese tampoco es mi juego y creo que no me va afectar por la tipología de mi proyecto. Además, puede jugar a nuestro favor porque es un vino que va a sorprender y, por tanto, atraer también la atención del público. Desde el primer momento se ha concebido para alcanzar esa cota de calidad que nos autoexigimos.

– En cuanto a los canales de venta, ¿por cuáles se va a decantar?

– Por el momento, el objetivo es moverlo a través de vinotecas, bares y restaurantes de La Rioja, Navarra, País Vasco y Burgos, siempre apostando por establecimientos que traten bien el vino, que lo cuiden. Y es teniendo claro en qué mercados quieres estar cuando llega la fase de decidir a qué precio sacas tu producto. Este vino, a precio final, se podrá encontrar a 15 o 16 euros. Es una decisión complicada, pero lo primero es tener una calidad que respalde por detrás eso que estás vendiendo. Sé que no puedo vender mi botella a 35 o 40 euros ahora mismo porque a mí no me conoce nadie. Así que tengo que empezar desde más abajo, ir con un poco más de margen y apostando por unos precios un poco más altos de lo que es la media del vino rosado en Rioja, pero siendo consciente de que hay que venderlo, por lo que hay que mantener los pies en la tierra.

– Nos vamos a pie de viña. ¿Qué tiene de especial la viña de la que emana este rosado?

– Se ha usado garnacha tinta procedente de una finca en el término Lobera de Alfaro. Una hectárea y media a la que le tengo mucho cariño y que viene a ser nuestra viña más vieja, de unos 65 o 70 años, con la que también estoy elaborando un monovarietal de garnacha tinta. Para el rosado seleccioné unos 2.500 kilos, una cantidad que que decidí un poco a ciegas, pero que tenía claro que no iba a ser elevada porque siempre he defendido ser un poco conservador en esto. Al final no sabes cuánto elaborar si no sabes cuánto eres capaz de vender, pero estoy contento con esta cantidad final.

– ¿Qué pasos ha seguido en su elaboración?

– Es un rosado de prensa directa. Tras pasar por el despalillado y el estrujado, se mete en una prensa vertical hidráulica. Quizá no es la maquinaria más adecuada para este tipo de vinos, pero también es la que tiene Bárbara en la bodega. Aunque hemos trabajado con rendimientos del 60 por ciento, cierto es que esto tampoco era nuestra mayor preocupación porque no buscábamos hacer grandes cantidades. Eso sí, muy poco mosto, pero desde el primer momento ha salido muy limpio y de muy buena calidad.

Foto: Leire Díez

– ¿Algún contratiempo sufrido durante esta elaboración o todo ha ido hilado?

– Creo que pocas cosas han ido hiladas en la campaña de 2023 –ríe– . Todas las elaboraciones han sido muy sufridas y hemos trabajado mucho para llevarlas a cabo sin desviaciones o con la menor cantidad de desviaciones posibles, y el rosado no iba a ser una excepción. Lo positivo es que pese a la ola de calor de finales de agosto, la garnacha aguantó genial, siendo casi la única variedad que mantuvo sus hojas, porque los mazuelos sufrieron mucho y no te digo los tempranillos. También es cierto que la elaboración del rosado la hemos sufrido como si fuera la más especial de todas porque es por la que primero se nos va a conocer.

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