La Rioja

El Riojavenatrix lacustris, primer dinosaurio descrito en La Rioja

Riojavenatrix lacustris es el primer dinosaurio -género y especie- descrito en La Rioja y corresponde a un espinosáurido de unos siete u otro metros de longitud y una masa corporal estimada en 1,5 toneladas, de forma bípeda y de hábitos principalmente piscívoros, aunque, como buen predador, también sería capaz de perseguir y alimentarse de presas terrestres.

Esta es la descripción que el Gobierno riojano, la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja, situado en Igea, han dado a conocer este lunes en un comunicado conjunto al presentar este estudio sobre Riojavenatrix, publicado en la revista inglesa Zoological Journal of the Linnean Society.

Recreación de Adrián Blázquez.

Es posible que este dinosaurio, al que coloquialmente llaman Britney, pescara a sus presas en la orilla del lago, ha detallado la investigación sobre Riojavenatrix, que es el quinto espinosáurido descrito en el Cretácico Inferior de la Península Ibérica, tras Camarillasaurus, en Aragón; Vallibonavenatrix y Protathlitis, en la Comunidad Valenciana; e Iberospinus, en Portugal.

Los espinosáuridos son un grupo de dinosaurios carnívoros (terópodos) de tamaño medio a grande, tienen un cráneo bajo y alargado con mandíbulas provistas de dientes cónicos, similar al de los cocodrilos modernos; y unos brazos largos y robustos con manos de tres dedos terminadas en poderosas garras, en donde destaca por su gran tamaño la del dedo uno, el equivalente al dedo pulgar humano.

Los primeros restos fósiles de espinosáurido hallados en Igea fueron un fragmento de maxilar encontrado en 1983 y dientes aislados, que, junto con un esqueleto parcial recuperado en 2005, se asignaron al dinosaurio inglés Baryonyx.

Foto: Clara Larrea

Sin embargo, la revisión de este material indica la presencia de un nuevo género y especie de espinosáurido, al que se le ha dado el nombre científico de Riojavenatrix lacustris y que se ha convertido en el primer dinosaurio descrito en La Rioja.

Proviene del yacimiento ‘Virgen del Villar 1’ y fue excavado por José Ángel Torres y Luis I. Viera, miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi; y el director honorífico del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja, Pachi Sáez-Benito, también impulsor de varios estudios paleontológicos en la región.

La cazadora del lago

Sáez-Benito ha explicado que el nombre Riojavenatrix lacustris hace referencia a ‘la cazadora del lago de La Rioja’. Se trata de un antiguo lago donde se acumularon hace 120 millones de años los sedimentos que, convertidos en roca, han proporcionado los fósiles del nuevo espinosáurido y de otra fauna asociada, como peces óseos, tiburones, cocodrilos, tortugas y dinosaurios ornitópodos.

Este estudio forma parte de la tesis doctoral de Erik Isasmendi, investigador predoctoral en la UPV/EHU y miembro del equipo Garras, que reúne a un colectivo de paleontólogos y aficionados que trabajan con el fin de dar a conocer el patrimonio paleontológico de La Rioja.
Isasmendi ha señalado que el nuevo género y especie, Britney, está basado en un esqueleto parcial, que consiste en restos de los miembros posteriores, como fémur, tibia, fíbula, huesos del tobillo y falanges del pie; y de la pelvis, como pubis e isquion; así como un resto vertebral.

Pachi Sáez-Benito.

“Presenta una combinación de caracteres anatómicos que lo hacen único y permite diferenciarlo de otros espinosáuridos, incluyendo Baryonyx”, ha indicado.

El estudio publicado, que se presentará el próximo sábado en un acto previsto en Logroño, pone de manifiesto que no es posible confirmar la presencia de Baryonyx en el registro ibérico, precisa el comunicado, que añade que los restos fósiles atestiguan que la Península Ibérica albergó un conjunto amplio y diverso de estos dinosaurios carnívoros.

Cómo convivieron

Estos numerosos descubrimientos dentro de este grupo plantean nuevas preguntas sobre la ecología de estos animales sobre, por ejemplo, cómo convivieron estas especies entre sí, ha asegurado la investigadora posdoctoral en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Argentina y la Universidad de Ludwig Maximilian en Alemania, Elena Cuesta, quien también ha participado en este estudio.

Ello lleva a replantearse futuros estudios más detallados sobre los espinosáuridos, de los que entiende que se obtendrán resultados importantes, por lo que la nueva especie riojana será clave para esto y para entender más sobre el origen y evolución de estos terópodos.

Para Xabier Pereda Suberbiola, uno de los directores de la tesis doctoral de Isasmendi y director de excavación en Igea, “los fósiles descubiertos son de gran interés paleontológico” y permiten poner a este municipio riojano en el mapa mundial de los espinosáuridos y de los dinosaurios carnívoros, en general.

Igea es, en la actualidad, una de las zonas con mayor cantidad de yacimientos y restos fósiles de espinosáuridos del mundo, fruto de las actividades desarrolladas por el equipo Garras.

El siguiente paso del equipo es publicar otros fósiles de espinosáuridos hallados en Igea, como el esqueleto parcial denominado Garras de Peña Cárcena y el excavado en los últimos años en ‘Virgen del Villar 2’, al que se le ha dado el nombre coloquial de Villar y que es uno de los esqueletos más completos que se conocen en el registro europeo y mundial.

En la Península Ibérica, los espinosáuridos son los dinosaurios carnívoros más comunes en las formaciones del Cretácico Inferior y son especialmente dominantes en rocas formadas en ambientes lacustres. Es habitual encontrar sus fósiles, principalmente dientes, en cuencas sedimentarias, como en Cameros (Burgos y La Rioja), el Maestrazgo (Teruel y Castellón) y la lusitánica en Portugal.

Los orígenes de este grupo estarían en el Jurásico Superior de Europa occidental, ya que sus restos han aparecido principalmente en España, Portugal y Reino Unido, con varios intercambios de faunas durante el Cretácico Inferior entre Europa y el norte de África.

En el artículo sobre Riojavenatrix lacustis también han participado Ignacio Díaz-Martínez, de la Universidad de Cantabria; Julio Company, de la Universitat Politécnica de Valencia; Luis I. Viera y Pachi Sáez-Benito, del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja; Angélica Torices, de la Universidad Complutense de Madrid; y Pereda Suberbiola.

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