El Rioja

Rioja carga las tijeras para una poda determinante

Rioja carga las tijeras para una poda determinante

Una cuadrilla poda una viña al vaso en Alcanadre.

El frío acecha renque tras renque. Ropa de abrigo y tijeras cargadas para afrontar una campaña más de poda con la vista puesta ya en el momento de vendimia porque este es el primer paso que determinará el fruto final. Las cuadrillas llevan días formando parte de los paisajes de la denominación que no temen a los termómetros, aunque sí a la lluvia, para lanzarse al campo, agacharse e ir diseñando la estructura que crearán pocos meses después las viñas.

En Bodegas Riojanas la campaña de poda comenzó con la caída de las primeras hojas, entorno a mediados de noviembre dependiendo de la ubicación de cada parcela. Una campaña que saben que será larga porque por delante tienen unas 200 hectáreas que recorrer repartidas en los términos de Cenicero y San Vicente de la Sonsierra, principalmente.

“La poda requiere de observación, experiencia y conocimientos para conseguir un buen equilibrio vegetativo y productivo. Debemos adaptarnos a la ubicación de la parcela, su marco de plantación, la variedad, el momento climatológico,… Es decir, la poda debe adecuarse, no solo al vigor de cada planta, sino que es necesario personalizarla para cada viñedo, ya que influye en parámetros tan importantes como el ácido málico, potasio, pH, color, sólidos solubles totales (brix), por lo que una mala poda también puede reducir significativamente la calidad de los vino. Además, es clave para controlar las enfermedades de la madera”, remarca la directora de Viticultura e Innovación, Natalia Olarte.

Esa personalización de las parcelas está bien interiorizada en la filosofía de trabajo de la bodega dado el gran volumen de viñedo viejo con el que cuenta, algunos incluso superan los cien años de historia, donde esa personalización debe ser más minuciosa, cepa a cepa.

“Con los diferentes proyectos de IDi, en materia edáfica, nos hemos dado cuenta de que la microbiota del suelo nos afecta, por lo que intentamos podar con tiempo seco y haciendo unos cortes de poda que sean mínimamente invasivos para que no interrumpan la circulación de la savia”, relata Olarte en cuanto a los cambios efectuados en los últimos años para ejecutar una poda más responsable.

“También hemos cambiado las tijeras. Buscamos que estén bien limpias, desinfectadas y afiladas con el objetivo de hacer cortes limpios”. Pero la tarea más costosa de la temporada no es recorrer todas las cepas, sino dar con el personal adecuado para podar. “Es importante que la gente que viene entienda la importancia de esta operación, por eso nosotros invertimos en la formación previa del personal para cada campaña”.

Por otro lado, Olarte puntualiza que esta poda de invierno no influye a nivel de rendimientos, reducidos al 90 por ciento en campo por el Consejo Regulador como ya se hizo en la campaña pasada. Es la poda en verde, también conocida como espergura, así como los aclareos, deshojados, la aplicación de cubiertas vegetales, los portainjertos usados o el marco de plantación elegido lo que sí determinará esas restricciones en los rendimientos. “Aunque lo cierto es que el sector es muy consciente de que hay que apostar por vinos de calidad”.

Foto: Bodegas Dominio de Berzal

Para los hermanos de Dominio de Berzal, en Baños de Ebro, la poda es toda una disciplina artística basada en esculpir el futuro del vino. “Cada corte es un paso hacia la excelencia. La poda no solo da forma a las vides, sino también a la promesa de uvas excepcionales”, describen.

Palabras que reflejan también el compromiso con una poda consciente. Este año, explica Íñigo Berzal, la labor ha comenzado algo más tarde por sus viñedos distribuidos en Baños de Ebro, principalmente, y también por Elciego, Lapuebla de Labarca, Laguardia y San Vicente de la Sonsierra. La lluvia protagonista en numerosas jornadas ha sido la responsable de retrasar esas salidas al campo. “Pero es bueno que llueva y que haga frío”, remarca.

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