La Rioja

La familia crece: 52 en la cena de Nochevieja

El clan Aldama reunirá a 52 personas en Nochevieja

Si el abuelo Goyo levantase la cabeza, estaría emocionado de ver cómo la tradición que él instauró en su casa después de décadas sigue estando presente en la familia Aldama. Con siete hermanos, el calagurritano nunca quiso salir del hogar para celebrar la Navidad. Había un día en el que tenían que reunirse todos y aunque al salón cada vez se quedaba más pequeño, él apañaba el asunto para tener a todos reunidos alrededor de la mesa.

“Aún recuerdo las cenas en esa casa con mis hermanos y con los primos, los pequeños comíamos en la cocina y los mayores en el salón, como se hacía entonces”, cuenta uno de sus hijos. Gregorio heredó su nombre y también ese afán por juntar a la familia. “La tradición sigue viva gracias a mi madre, Leonor”. A pesar de ser una de las imprescindibles “apegadas” siempre ha querido que la costumbre de reunirse en Nochevieja se siguiese manteniendo fuesen los que fuesen.

Los recuerdos de una niñez llena de primos y hermanos revoloteando la última noche del año era tan intensa que Gregorio también ha puesto todo su interés en que sus hijos y sus sobrinos no se pierdan la oportunidad de vivirla en familia. “Siempre las madres han sido las encargadas de hacer el menú, era una locura concinar para tantos”, va relatando en una tradición familiar que ha pasado año a año de padres a hijos.

Con la llegada de la cuarta generación hubo que ir buscando un espacio más grande. “Una de mis primas tiene una frutería y una bajera de esas enormes de las del campo y allí la hicimos durante mucho tiempo”. Entonces las manos expertas de las madres se dedicaban durante más de una semana a cocinar para toda la prole.  Los entrantes, las gambas multiplicadas por mil, las tabletas de turrón, las uvas… Seis mesas grandes en las que nunca faltaban las carrilleras, la lubina, el bacalao, el sorbete y el kas de frutas, un postre tradicional de las noches riojanas.

Ya no son los abuelos, siete hermanos y algunos hijos. Este año se juntarán 52 personas a cenar la última noche del año. La mayor con 82 años, el más pequeño justo acaba de echar a andar. “La abuela ya no viene, con 96 años es mucho follón para ella”.  Con el paso de los años la familia ha ido creciendo, una nueva generación ha dado paso a la otra y las costumbres han ido amoldándose a los nuevos tiempos. “Llegó un momento en el que no quisimos complicar más las cosas a las madres porque cada vez éramos más”.

Por eso, desde hace unos años se reunen en un local donde les preparan la cena. “Los hijos queríamos seguir con la tradición pero era muy complicado ya lo de hacer menús para tantos por lo que decidimos ir a algún local donde nos lo preparasen”. No ha sido fácil. “No son muchos los restaurantes que trabajan esa noche, hemos pasado por algunos y desde hace algunos años lo hacemos en el restaurante Sara”. Es una de sus hermanas la que se encarga del menú. Allí les preparan entremeses, dos segundos platos a elegir entre pescado y carne y luego postre, uvas y fiesta con música incluída. “Hasta los amigos de los hijos se pasan después de cenar y tomar las uvas en su casa por allí porque se crea un gran ambiente”.

No existen negociaciones. “Los que llegan nuevos a la familia ya saben que no hay opción, en Nochevieja se cena con la familia Aldama, pero todo el mundo está deseando porque los de cada generación más o menos tenemos la misma edad y resulta muy entretenido reunirnos al menos una noche al año”. Una noche que siempre termina en fiesta. “Aunque todos nos llevamos muy bien y se prepara un buen ambiente, los más jóvenes siempre están deseando escapar después de un rato a divertirse por los bares, nosotros hacíamos lo mismo hace unos años”. Es lo que toca.

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