La Rioja

La Casa de la Danza reabre con Antonio Canales y Mariano Cruceta como padrinos

El concejal de Promoción de la Ciudad, Miguel Sáinz, acompañado por la concejala de Cultura, Rosa Fernández, ha participado este viernes en la reapertura de la Casa de la Danza que ha contado con la presencia de los artistas Antonio Canales y Mariano Cruceta.

Miguel Sainz ha subrayado que es “un auténtico lujo para Logroño contar con la presencia de dos figuras de reconocido prestigio internacional que se van a convertir en los mejores padrinos que la Casa de la Danza puede tener para celebrar su esperada reapertura tras las obras de mejoras que se han llevado a cabo en sus instalaciones”.

Durante el acto, Miguel Sáinz, ha anunciado que el Ayuntamiento de Logroño “se compromete a colaborar en la organización del I Festival de la Danza de Logroño que será una realidad a lo largo de esta legislatura”. Asimismo, ha elogiado la figura de Perfecto Uriel, director de la Casa de la Danza “y principal valedor de la misma” y ha destacado “el importante trabajo que desarrolla en la divulgación y dinamización de este arte”.

Además, ha destacado Miguel Sáinz el hecho de que “la Casa de la Danza sigue siendo hoy en día la única, en su género, que existe en toda España y es nuestra obligación como ayuntamiento el impulsarla e invitar a todo el mundo a que conozca esta joya con la que contamos que desprende magia y es que un tesoro por descubrir para muchos”.

Tanto Antonio Canales como Mariano Cruceta fueron nombrados “Amigos de Honor 2020” de esta Casa de la Danza. Ambos cuentan con un espacio reservado para ellos en el museo ya que Canales donó el capote y unas botas que utilizó para bailar su reputada coreografía “Torero”. Por su parte, Cruceta entregó el traje con el que debutó en su vida profesional de bailarín.

Historia Casa de la Danza

La Casa de la Danza de Logroño abrió sus puertas en 2003, después de cuatro años de trabajo incansable de Perfecto Uriel, y contando con el apoyo del Ayuntamiento de Logroño. Fue inaugurada por el bailarín español Ángel Corella​ y se contó con una exposición de fotografías de Rosalie O’Connor y la presencia de autoridades locales así como de un grupo de bailarines principales del American Ballet Theatre de Nueva York.

La sede de la Casa de la Danza se ubica en el Centro Histórico de Logroño, en un local de un edificio situado en la entrañable Calle Ruavieja, y dispone su acceso público principal en la Calle San Gregorio, abierto a las vistas y a la generosidad espacial y frondosidad del parque que urbaniza, en su paso por la ciudad, la margen derecha del río Ebro.

Se trata de un espacio con múltiples volúmenes que parte del respeto a la primitiva estructura del edificio, y prueba de ello es el calado de piedra de sillería en el que se encuentra el museo. Su fachada norte conserva los cimientos correspondientes a los restos de las Murallas del Revellín, formando parte de las defensas que tuvo la ciudad de Logroño durante la ocupación Napoleónica.

Concebido como la columna vertebral de la Casa de la Danza, el Museo cuenta con una extensa colección conformada por una amplia variedad de piezas en diferentes formatos, desde pintura, dibujo y fotografía, hasta una excepcional colección de textiles, integrada por atuendos previamente utilizados por artistas, nacional e internacionalmente reconocidos, y que han sido donados a la Casa para enriquecer su patrimonio.

Patrimonio de la Casa de la Danza

La Casa de la Danza cuenta, entre sus tesoros patrimoniales, con más de 130 trajes, además de pinturas, atrezzo, fotografías, zapatillas y diversos ornamentos que han pertenecido a grandes estrellas de la Danza de todo el mundo.

Entra las piezas destaca un trozo del telón de boca del Pantomime Theatre, un teatro al aire libre, situado en los Jardines de Tívoli de la ciudad de Copenhague (Dinamarca). El telón era un abanico de pavo real y conservamos una de las plumas firmada por los bailarines de la Compañía. Una donación que llegó de la mano de Vicente Gregori, primer bailarín de dicha compañía.

Además, cuenta con cinco vestidos de una bailarina mexicana, de origen riojano, llamada Pilar Rioja. Vestidos que la propia artista envío a esta Casa de la Danza para ser expuestos en la tierra de sus padres.

La saga Greco, bailarines internacionales apreciados y reconocidos, también son protagonistas con cuatro trajes. Los últimos en llegar han sido los de Lola y Carmela Greco.

Hay que destacar también, llegados del Teatro Mariinski de San Petersburgo, tres piezas fundamentales para entender el ballet clásico y relacionadas con Agrippina Vaganova.

Asimismo, cuenta con los trajes de Carmen Amaya, la chaquetilla que le regaló el Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt cuando ella actuó en la Casa Blanca y el traje de despedida, en el Teatro Avenida de Buenos Aires (Argentina), del gran Ángel Pericet, miembro de la tercera generación de bailarines, maestros y conservadores de la técnica de la Escuela Bolera, un símil del Ballet Clásico a la española.

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