El agua caída del cielo es el mejor riego, como bien dicta el refrán. Y las aguas caídas durante el pasado fin de semana en La Rioja regaron de alegría buena parte de la región, a excepción de los campos y caminos con los que se cebó la tormenta, inundando y destrozando todo a su paso.
Nunca llueve a gusto de todos, pero para los vecinos del Camero Viejo vino de perlas esa lluvia añorada durante meses. Llevaban prácticamente desde mayo viendo cómo la cuenca del río permanecía completamente seca y, en cuestión de minutos comenzó a cubrirse.
El susurro del agua entre las piedras pronto se convirtió en un estruendo maravilloso que los vecinos del Camero hacía tiempo que no escuchaban.
