Los guantes ya comienzan a estar pegajosos por el mosto; los cunachos, con racimos a rebosar, y los primeros remolques, circulando por las comarcales en dirección a las bodegas. Muestra de que la vendimia ha pasado de ser algo testimonial a coger ritmo en toda Rioja Oriental y adentrarse poco a poco en el resto de zonas más occidentales.
La denominación acumula ya un total de 11.588.707 kilos recepcionados y, por primera vez desde el inicio de la campaña, las tintas ya han cogido la delantera a las blancas. 5.984.359 kilos corresponden a los primeros racimos de tinto de la añada 2023.
Esos 11,5 millones de kilos coinciden casi al completo con la producción acumulada el año pasado por estas fechas, aunque en 2022 la vendimia se dio más prisa durante la segunda quincena de agosto: Rioja Oriental acumulaba 9.376.880 kilos, seguidos de los 1.729.853 kilos recepcionados en Rioja Alta y los 450.640 de Rioja Alavesa.
A pie de viña y antes de cruzar la hoja de agosto, toda la denominación mantiene la valoración de un buen estado sanitario y vegetativo en sus plantaciones, aunque es evidente que el calor de la última semana ha dejado huella en las uvas más tempranas, provocando también la caída de hojas que podrán afectar a la maduración final de las bayas. En Rioja Oriental, la maduración alcohólica se ha acelerado, mientras que la fenólica ha sufrido un estancamiento y la acidez ha descendido. Se recomienda, por tanto, estar vigilante sobre los altos niveles de potasio.
Así lo describe el cuarto boletín de maduración emitido este miércoles por el Consejo Regulador de la DOCa en relación a los muestreos realizados el pasado 28 de agosto, donde se refiere al peso de la uva tempranillo de Rioja Oriental, que “desciende muy ligeramente, manteniéndose estable en las otras variedades”. El volumen de kilos acumulado en esta zona asciende a 8.601.593 y, de igual forma, las tintas ya ganan la carrera a las blancas: 4.677.944 frente a los 3.923.649 kilos.
Los viñedos de Rioja Alta van sumándose a esta cosecha a cuentagotas, ya que han sufrido un ligero retraso en la maduración, pero de manera heterogénea, ya que hay zonas que sí cumplen con los tiempos del años pasado. En esta zona, las uvas tintas muestran un peso algo superior al de la campaña anterior, mientras que “los valores de pH y acidez son acordes al momento madurativo en el que nos encontramos, y se mueven en parámetros similares a los del 2022”, tal como indica el boletín de maduración.
Las bodegas de Rioja Alta han recibido poco más de dos millones de kilos (2.036.675), más de la mitad de uva tinta, pero cabe recordar que parte de esta cantidad procede también de parcelas tempranas en Rioja Oriental. Algo que sucede igualmente en las bodegas de Rioja Alavesa, que ya suman 950.439 kilos de uva (108.709 de tintas). En este caso, los análisis del Consejo Regulador valoran que la baya pesa algo menos que el año pasado.
Además, los indicadores de la madurez fenólica son más bajos, por lo que todo apunta a un ligero retraso en la maduración fenólica. Por contra, los valores de pH y acidez, así como de la maduración alcohólica resultan acordes al momento madurativo actual y se mantienen similares a los del año pasado.
