El Rioja

El ahorro energético no está reñido con las bodegas: del caos al orden con Softwine

La riojana Softwine ha puesto sobre la mesa una explosión de soluciones para subirse al carro del ahorro energético con un paquete de actuaciones adaptadas a todas las bodegas independientemente de su tipología. Basta con identificar las oportunidades de ahorro, esos lugares o mecanismos donde el consumo puede mermarse y reducir así el importe de la factura.

Bodegas Franco Españolas lo ha conseguido de la mano de las empresas especialistas en el sector Brener Energy Brokers, que aborda la compra de energía; Ecotelia, centrada en la generación de esta y el autoconsumo, y Softwine, dedicada a la medición, digitalización y cuadro de mando energético.

Las actuaciones llevadas a cabo por estas tres compañías se presentaron este jueves en las instalaciones de la bodega reflejando un auténtico caso de éxito en la medición digital del consumo energético. “Lo que se ha logrado es pasar del caos al desorden en cada proceso empresarial gracias a la medición y la estandarización para conseguir una mejora continua. Hay que entender la información como ahorro y así podremos entender qué ocurre y cómo funcionan nuestros sistemas de la mano de la digitalización y la automoción”, explica Gonzalo Villar, CEO de Softwine.

Gonzalo Villar, de Softwine, durante la exposición en Bodegas Franco Españolas.

Primero, han analizado el espacio para conocer los puntos clave donde poder hacer la lectura y han colocado en diferentes puntos de la bodega unos dispositivos conocidos como analizadores de red que leen el consumo eléctrico y envían los datos a una plataforma cloud. Tras su tratamiento, se han cruzado unos datos con otros para elaborar los indicadores energéticos que analizan de forma exhaustiva las oportunidades que existen para reducir el consumo de la bodega. “Y todo ello de la mano de un grupo de trabajo multidisciplinar”.

Los resultados de este caso han sido esclarecedores a la hora de demostrar que se pueden modificar pequeñas acciones que por separado no suponen un gran ahorro, pero que juntas y prolongadas a lo largo del tiempo marcan la diferencia en las cuentas finales. Por un lado, se ha actuado sobre la iluminación de la bodega apagando todas las luces exteriores durante la noche todos los fines de semana. “Esto generaba un ahorro de más de 29 euros cada fin de semana, que al final del año ha supuesto unos 1.500 euros”, explica Villar. También se ha trabajado sobre las carretillas de carga, apostando por recargarlas durante la noche cuando el coste es menor. Esto le costó a la bodega unos 400 euros menos por carretilla al año.

En cuanto a los compresores, se apostó por apagarlos en aquellos momentos en los que no se estuviera usando y eso dejó sobre la mesa un ahorro de 2.400 euros en 48 semanas. “Este es uno de los focos en los que más energía se pierde porque suele haber fugas en los sistemas de aire comprimido de muchas bodegas”, apunta el CEO de Softwine. Estos y otros nichos más de actuación, como la línea base, completaron el proyecto de análisis para una gestión más eficiente y eficaz. “Todas estas acciones, entre otras muchas, han supuesto un ahorro del 10 por ciento del consumo eléctrico anual, y eso sin contar con el autoconsumo”.

Este es un ejemplo de que el sector vitivinícola abre así sus puertas a una nueva forma de trabajar, más concienciada con el consumo energético y más sostenible a la que se ha visto también encaminada ante los precios que ha alcanzado ahora la electricidad. Algunas grandes bodegas ya están asentadas en estas metodologías, pero ahora también pequeñas y medianas están preocupándose por adaptarse.

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