Agricultura

El temor del campo riojano, entre la sequía y las heladas

Ni una tormenta. Ni siquiera un nubarrón. Ni una gota. Eso es lo que prevé la Agencia Estatal de Meteorología para los próximos diez días, así que lo peores pronósticos de los agricultores empiezan a cumplirse ante el temor de que se repita una sequía como la del año pasado. Los sembrados de cereales y leguminosas siguen tirando de las reservas de los meses anteriores, pero no podrán hacerlo por mucho tiempo.

La cosa puede mejorar ligeramente para lo que queda del mes de abril, para cuando se podrían registrarse unos niveles de precipitaciones “habituales para la fecha”, aunque seguro que lejos de cumplir con el refrán de ‘En abril, aguas mil’. Los brotes siguen avanzando gracias a los tratamientos de abonado que han caído en semanas anteriores sobre la tierra, pero el estrés hídrico no favorecer el desarrollo.

Pedro Mari coloca los aspersores antihielo en sus perales en Hormilla.

Y a la falta de agua se une también el riesgo de heladas y que durante esta próxima madrugada podrán dañar frutales y viñedo. Se anuncian temperaturas mínimas de entre cero y un grado bajo cero en la región y algunos agricultores se están preparando para lo que pueda venir. Pedro Mari se ha provisto de sus aspersores antihielo y ha dedicado la jornada de este miércoles a colocarlos en sus 12 hectáreas de perales que trabaja junto con su hermano en el término de Hormilla.

“Se avecina noche de tamboriles, es decir, que tendremos que estar pendientes por lo que pueda pasar. Lo bueno es que dan heladas para las 7:00 horas de la mañana, a las puertas del amanecer, por lo que ese hielo que pueda caer no es tan dañino como el que viene a las dos de la madrugada y que se prolonga durante horas. Además, el cielo estará raso y eso también puede ser peligroso”, asegura.

Los árboles están al 50 o 70 por ciento de flor abierta, pero unas mínimas de -1,5 grados, considera, “pueden dejar daño en el fruto, pero si los termómetros bajan a -1 grado, mejor echar a andar para no jugárnosla”. El año pasado ya activó los sistemas antihielo para las heladas que azotaron gran parte de la región a mediados de abril.

Helada en los perales de Hormilla en abril del año pasado.

Una inversión que también supone un desembolso importante para el bolsillo. Cada aspersor le cuesta unos 12 euros y este año ha comprado cerca de 800 más, colocando unos 50 aparatos por cada hectárea de frutales. “Es lo que toca, no nos podemos arriesgar a que las heladas se lleven la cosecha”.

Por contra, las viñas asegura que se encuentran de forma general en una fase todavía incipiente en la que el frío no puede hacer demasiado daño a esos brotes que ya tiñen de verde las cepas. “Habrá que ver, sin embargo, qué pasa en la próxima semana”, asegura Pedro Mari.

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