El Juzgado de lo Social número 3 de Santander ha reconocido el derecho a trabajar desde casa de una teleoperadora que vivía con su familia en La Rioja y pidió a su empresa seguir teletrabajando tras la pandemia.
En una sentencia dada a conocer por el sindicato USO y contra la que no cabe recurso, el titular del juzgado explica que la trabajadora, que vivía en Cantabria, cambió su residencia junto con su familia en 2018 y teletrabajó para su empresa desde noviembre de 2020.
Durante el tiempo en el que la mujer teletrabajaba desde la Rioja, su marido encontró empleo y el hijo de ambos fue escolarizado. En septiembre de 2022, la empresa le comunicó a la mujer que debía empezar a trabajar de forma presencial y, tras pedir seguir teletrabajando, la empresa se lo denegó y la invitó a “solicitar otras medidas de conciliación”.
Para el tribunal, en el acto de juicio, al que la empresa no acudió, quedó demostrado “la necesidad de la trabajadora de teletrabajar” porque su actividad, de teleoperadora, permite esa modalidad de trabajo y porque su familia reside en La Rioja.
El titular del Juzgado recuerda que en el caso de tener hijos menores de 12 años, los trabajadores pueden solicitar teletrabajar y la empresa debe abrir una negociación, pero “no consta” que se haya producido.
