La Rioja

Un pulso por los mastines originales: proteger a los protectores del ganado

Estando en la mía choza / pintando mía gayada / vide venir una loba / derechita a mi manada. / Le dije: Detente, loba, / no seas desvergonzada / que tengo siete cachorros y una perra trujillana. / -No les temo a tus cachorros / ni a tu perra trujillana / ni a tu perro el de los hierros / que para mí solo basta.

Así comienza una de las tantas versiones de ‘La loba parda’, el romance de ambiente pastoril que se cantaba allá donde la trashumancia tradicional marcaba los ritmos de vida. Unos versos en los que se hace alusión a ese “perro de los hierros” como símil del mastín que antaño llevaba carlancas al cuello, un collar con pinchos de hierro, para protegerse del lobo mientras acompañaba a los rebaños en su peregrinaje.

Estos animales, esenciales para el pastor y que han protegido al ganado desde generaciones gracias a su comportamiento y aptitudes físicas, van perdiendo protagonismo a la vez que se esfuman las cabañas ganaderas. Por eso se constituyó hace cuatro años la Asociación Perro de los Hierros en la sierra madrileña con el objetivo de poner en valor la raza de los mastines originales, “lo que han sido siempre los perros de protección del ganado y que nada tiene que ver con los de exposición, aquellos que tienen mezcla de san bernardo o mastín napolitano y que son más perros de guarda o compañía”.

Esta organización sin ánimo de lucro, que trabaja en aquellas zonas con presencia de depredadores como La Rioja por ser estas las que más mastines mantienen, reivindica el papel del mastín tradicional como un animal rústico cuya raza ha de mantenerse en los montes frente a otros tipos de mastines que no cuentan con las mismas características profesionales. “Aquellos que se les reconoce por tener una peor vejez, siempre con la piel y los párpados caídos y babeando. Los llaman Mastín Español Oficial y tienen mucha fama en León, por lo que la gente sigue demandando el conocido como mastín leonés y cambiando los que tienen en casa y que son los originales. Es una pena porque es como si cambias un mueble de roble por otro de aglomerado que puede ser más moderno”.

Daniel Beunza es uno de los siete miembros y también coordinador de esta asociación que trabaja por recuperar un patrimonio que forma parte de la historia de la ganadería del país. Hace escasas semanas visitó a un ganadero de Ventrosa que quería mezclar sangres. “Ahí hay que tener cuidado porque a veces nos encontramos con perros que tienen problemas porque no se ha mezclado bien la sangre, mezclando con padres e hijos y favoreciendo una excesiva consanguinidad dentro de las ganaderías. Así que nuestro papel es cambiar perros de una zona a otra para que no haya esa relación”. Y es que su labor también se centra en ese asesoramiento sobre el tratamiento que han de llevar los ganaderos para estos perros de campo, “porque no solo se trata de tener mastines, sino de saber gestionarlos”.

De igual forma, enseñan a jóvenes pastores a que hay que troquelar a los mastines desde que son cachorros para que se sientan parte del rebaño. “Durante los cuatro primeros meses de vida deben estar en contacto continuo con los corderos y ovejas. Lo ideal es que se metan cuando las ovejas están criando para que se críen a la vez que los corderos, como unos más del rebaño, que se crean de su especie. Así siempre acompañarán al ganado, pero a diferencia del rebaño, en el momento en el que se acerque un lobo o haya una amenaza, los mastines no huirán y ejercerán de protectores”, explica.

Natural de Navarra, Beunza lamenta que en esta región “se ha perdido completamente la cultura mastinera” debido también a la masificación del Pirineo, mientras que en La Rioja asegura que se mantiene más la tradición. Reconoce aún así que es importante conocer qué tipo de manadas de lobos hay en la zona para disponer de los mastines suficientes. “Es un depredador que ha tenido una gran expansión en los últimos años y que es muy oportunista, siempre al acecho”.

Después de toda la etapa inicial de estudio y documentación sobre los mastines originales que realizó la asociación durante sus primeras andadas, el trabajo de campo también se focaliza en poner en común a ganaderos que demandan estos perros con aquellos que tienen buenas crías pero no saben qué hacer con ellas. “Y luego hacemos un seguimiento de los perros para conocer su desarrollo”.

Pero el mayor reto a día de hoy para Perro de los Hierros, diez años después de comenzar a investigar sobre la figura del mastín de campo original, es lidiar con el turismo de montaña en las zonas de pastoreo. La asociación ejerce también un papel divulgativo de cara al público para velar por el amparo estos perros mientras trabajan con el ganado.

“Difundimos unos carteles informativos que colocamos en los montes y zonas donde hay rebaños en presencia de mastines alertando de la importancia de mantenerse alejado del ganado, rodearlo a pie y no acercarse tampoco a los perros. Son zonas donde los mastines están trabajando por mantener protegido al rebaño y a su vez alejado al lobo disuadiéndolo de atacar a animales de granja, así que no hay que interceder de ninguna forma. Y esto es algo que mucha gente desconoce”, explica Beunza.

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