El Rioja

Rioja, ante una “añada de libro”

En unas zonas las bolsitas de plástico van llenándose grano a grano mientras en otras las cosechadoras recorren los renques con cuidado y atención. A esta vendimia que tanto madrugó aquel 10 de agosto parece que aún le cuesta despejarse del todo, ya que todavía avanza en marchas cortas por la denominación. Los blancos aún no se han generalizado mientras en la Rioja más oriental ya han metido en bodega los primeros tintos.

Con las peñas de Viguera de fondo, los racimos blancos que cuelgan de las viñas de Palacios Vinos de Finca están casi a punto. Esta próxima semana se cortarán los primeros tempranillos de la que se espera que sea una “añada excepcional, de libro”, define el enólogo del grupo, Raúl Tamayo. “Nosotros tenemos la suerte de tener viñedos en zonas frescas, tanto aquí en el Iregua como en el Alto Najerilla y la Sonsierra, por lo que no nos ha afectado tanto ese estrés hídrico. La sequía sí ha dejado huella en términos cuantitativos, porque ha mermado ligeramente la producción, pero no cualitativos”.

Apenas cuentan con sistemas de riego en el cinco por ciento de los viñedos que sirven para nutrir algunos tempranillos blancos y zonas bajas del Iregua, pero el resto se conserva en secano. Tamayo, además, aplaude esta cosecha más moderada: “Esto es lo que le viene mejor a Rioja, un verano donde llueva poco y aprete el calor para conseguir producciones más contenidas que dejen vinos excelentes”.

El enólogo y su equipo en sus visitas a campo encuentran una uva “bastante equilibrada en tema de alcohol y acidez”, unos buenos parámetros que se consiguen, asegura, gracias a la frescura del Alto Najerilla, que siempre mejora la acidez, sobre todo de los tempranillos.

Esta vendimia ha llegado con unos diez días de adelanto respecto a la cosecha anterior y desde la bodega estiman que se prolongue hasta mediados de octubre. Vendimia larga, por tanto, para Tamayo hasta que llegue a esas garnachas del Najerilla. “Y con muy buenas sensaciones porque el vigor está muy equilibrado y lo ha hecho de manera natural sin dejar esas viñas cerradas que se ven otros años”.

A orillas del río Ebro, los viticultores de Alcanadre tampoco han inaugurado la cosecha. La Cooperativa Bodegas Aradón estima que habrá entre un 10 y un 15 por ciento de pérdida de producción respecto al año anterior. “Hay muy buena calidad, pero viene de forma irregular en función de los kilos que traiga la viña ya que las parcelas tienen gran heterogeneidad”, apunta la enóloga, Cristina Alesanco.

Las lluvias de julio rociaron los campos de la Ribera con unos 40 litros, lo que dio un respiro a la hoja para mantenerse en buen estado en una zona donde predomina el viñedo en vaso. Será el próximo 1 de septiembre cuando abran las tolvas para meter los blancos más maduros y después, el día 5, continuar para dar la bienvenida a los tintos el próximo 12 de septiembre.

“Será una vendimia pausada, con un racimo suelto, granos pequeños y mucha materia colorante. La acidez y el pH están bastante equilibrados y, sanitariamente hablando, es una maravilla de vendimia. Además, tenemos todo el viñedo con confusión sexual, por lo no hay miedo a la botrytis ante posibles lluvias”, añade la enóloga.

En la Bodega Cooperativa Tierras de Murillo no arrancarán máquinas para los tintos hasta mediados de septiembre porque, “aunque haya bastante azúcar en la baya, a la madurez fenólica todavía le falta un poco”. Y los blancos aún rondan grados de 10 y 10’20, por lo que hasta dentro de una semana y pico es muy probable que no se comience a cortar uva.

Toño Benito, se sorprende de la buena presencia que muestran las hojas basales: “Con las altas temperaturas que ha habido este verano se tenían que haber desfoliado, pero están verdes y la viña sigue ganando todo lo que no ha ganado en los meses de verano”. Durante estas dos últimas semanas, los técnicos han ido haciendo muestreos y analizando cómo la baya va aumentado de peso también gracias a las últimas lluvias. “Si todo continúa así, se espera una cosecha de mucha calidad”.

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