La Rioja

Los comercios riojanos bajan el aire: “Ya no hace fresco en las tiendas”

Empleados y clientes, ante el plan de ahorro energético

El nuevo plan de ahorro energético ha dado el pistoletazo de salida en toda la nación este miércoles. El Real Decreto-ley que limita la temperatura del aire acondicionado y el apagón de escaparates estará vigente desde este 10 de agosto hasta el próximo 1 de noviembre de 2023.

El aire acondicionado no podrá ser superior a los 27 grados en verano y la calefacción en invierno superior a los 19 grados; la humedad relativa deberá mantenerse entre el 30 por ciento y el 70 por ciento. Además, a partir de las diez de la noche, los escaparates de los comercios deberán apagar sus luces, así como el alumbrado de los edificios públicos que a esa hora estén desocupados.

Los comercios riojanos han abierto sus puertas en la mañana de este miércoles con sus termostatos marcando 27 grados. Las medidas del plan han generado controversia entre ciudadanía y negocios. ¿Cómo están trabajando los empleados de los comercios? ¿Han notado las nuevas medidas los clientes riojanos?

Son las cinco de la tarde y en el paseo de las Cien Tiendas de Logroño apenas se ven clientes. Al entrar en la zapatería Pablo Ochoa Shoes nos recibe María Eugenia, empleada del comercio que sujeta un abanico con la mano. “¿Notáis el calor?”, pregunta angustiada. Su termostato roza los 27 grados que exige el nuevo plan de medidas.

Hace apenas dos horas la zapatería ha recibido del gran almacén proveedor cinco cajas con los productos que se sacarán a la venta el próximo invierno. “En la tienda hace mucho calor, he tenido que levantar cajas, moverlas en el almacén, subir y bajar, con esta temperatura dentro de la tienda sudo mucho y acabo empapada”, confiesa María Eugenia. Habitualmente, el aire acondicionado de su tienda rondaba los 23 ó 24 grados: “Estos tres grados más se notan y mucho”.

Detrás de la caja, María Eugenia enseña su “nuevo kit” imprescindible a partir de ahora: agua fresquita y un buen abanico. A mediodía confiesa que ha tenido que cambiarse de ropa ya que “estaba calada de sudor”.

Pilar, empleada de la tienda de moda Can-Can, enseña su termostato: 26 grados. Es una de las pocas afortunadas que en su tienda parece “hace más fresquito”. Sobre el nuevo paquete de medidas explica que “desde la pandemia del COVID-19 mantenemos abierta la puerta de entrada para que corra el aire y no se acumule el calor en el comercio. Por eso, no hemos notado excesivamente el calor, pero las clientas sí se han quejado esta mañana”. Aunque acepta las nuevas normas de temperaturas, reniega sobre el apagón de los escaparates: “Uno de los puntos fuertes de los comercios son los escaparates, si tenemos que apagarlos antes, perjudicará seriamente a las ventas”.

Por otro lado, los clientes lamentan el calor que sufren en las tiendas en plena temporada de rebajas: “Es inviable probarse ropa con este calor”. Conchi (72 años) busca junto a su marido un vestido de invitada para una boda que tendrá recientemente y confiesa que “casi se está mejor en la calle que dentro de las tiendas”. “¡Cómo no va a estar vacía la calle con este calor que hace! ¡Ya ni siquiera en las tiendas hace fresco!”, exclama la clienta. Aunque aceptan que las medidas no las han impuesto los comercios, explica que “no hay derecho a pasar este calor, ni los empleados ni los clientes”.

Sin embargo, Isabel acaba de salir de hacerse una manicura francesa en una esteticien de la misma calle. “Apenas he notado la diferencia de temperatura. Había tiendas donde entrabas y te morías de frío. Ahora, sin embargo, se está muy bien, no hace frío ni calor”, confiesa.

“Ha sido precipitado”

Este miércoles se ha pronunciado la secretaria de la FER-Comercio, Adelada Alúztiz en el primer día de entrada en vigor de las nuevas medidas. Alúztiz ha precisado que la casuística del comercio es muy variada y la normativa de temperatura no debiera ser la misma para todos y debiera de haberse consensuado con el sector, antes de su aprobación, atendiendo a la realidad del sector.

La mayor parte de los comercios, como también han detallado los hosteleros, tienen establecido en sistema de luminarias de bajo consumo para ahorrar en los costes de sus facturas de energía y, aunque no dudan en aplicar la normativa, inciden que ha sido una “precipitación”. También ha subrayado que hay comercios que no tienen la misma capacidad económica que otros para adaptar sus instalaciones a las nuevas medidas y que debiera de haberse establecido un marco de diálogo antes de su aprobación.

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