La Rioja

Calidad Ternoja: el valor de una marca colectiva asentada en Navarrete

Luis Pascual, con su hijo Luis, en la explotación familiar de Navarrete

Es una profesión muy esclava, sin días festivos, ni fines de semana ni jornadas de ocho horas. Es una profesión, por tanto, movida por la pasión y la dedicación por mantener en pie un sector que afronta valiente los vaivenes del mercado y las tendencias del público con el objetivo de sacar a la luz un producto de calidad garantizada.

La Asociación Riojana de Vacuno de Carne (ARVAC) impulsó la marca colectiva Ternoja a principios de este siglo con el objetivo de amparar la carne de los terneros de razas cárnicas y sus cruces engordados en La Rioja, nacidos en España y criados en La Rioja de cualquier raza cárnica excepto frisones. Luis Pascual, actual presidente, fue uno de los fundadores de este sello de calidad que en sus orígenes contaba con once explotaciones ganaderas en la región. Ahora, sin embargo, solo sus terneros que se alimentan en Navarrete lo hacen bajo los criterios de Ternoja.

Unas 200 cabezas de vacuno que cumplen rigurosamente los controles anuales de una entidad externa acreditada por ENAC. “Todo ello sumado a los autocontroles que los ganaderos nos autoimponemos”, apunta Pascual, quien antes de la irrupción de la enfermedad de las vacas locas en el país contaba con una explotación de 2.000 terneros.

Luis Pascual (hijo) en la explotación familiar de Navarrete.

“Aquello supuso un punto de inflexión para el negocio y pasamos de producir para los mataderos a vender solo a carnicerías y bajo la marca Ternoja. Ahora afrontamos tiempos difíciles en el sector, con productores que se van jubilando y cuyas explotaciones no son atractivas para futuros ganaderos. Los altos costes no ayudan, pero nosotros seguimos apostando por ser parte de los cimientos de la economía del mundo rural, junto con la agricultura, porque si nuestro sector cae, también se verán afectados otros profesionales derivados de la ganadería”, señala el presidente de Ternoja.

De esta forma, esta familia de ganaderos aplaude al colectivo de carniceros de Logroño a los que abastecen: “Les debemos mucho porque desde el principio apostaron por nosotros evitando que nuestra carne acabara en los lineales de los supermercados e impidiendo así una competencia desleal. Saben que es una carne de buena calidad, con una seguridad alimentaria demostrada y no les importa pagar un poco más para dar a sus clientes un buen producto”. En total son ocho carnicerías las que comercializan bajo el sello de Ternoja.

Junto con su hijo Luis comercializan este producto con sello riojano que debe permanecer en las explotaciones al menos cuatro meses antes de su sacrificio para controlar su alimentación de origen vegetal y con, al menos, el 60 por ciento compuesta por cereales y exenta de grasas animales. Los animales suelen comprarlos a productores de Santander y Extremadura, principalmente, y algunas veces también en la Sierra de Cameros, “pero en La Rioja no hay explotaciones grandes y lo que nos interesa a nosotros es comprar lotes homogéneos”.

Luis Pascual (hijo) en la explotación familiar de Navarrete.

Luis (hijo), la tercera generación de esta empresa familiar, reconoce que “hace falta mayor interés por conocer las propiedades cualitativas de los alimentos de calidad que se produce en La Rioja, como es la carne de la marca Ternoja, así como el valor y riqueza que generan en el territorio desde el punto de vista de la economía y el asentamiento de población”. Y en este sentido, los jóvenes son la punta de lanza para impulsar estas empresas del sector primario. Al tratarse de una marca colectiva está abierta a cualquier nueva incorporación y ya son varios los jóvenes que han mostrado su interés al presidente por conocer el funcionamiento de esta.

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