Es uno de esos símbolos que dan magnitud del reto sanitario (el mayor conocido hasta la fecha en la región) al que ha tenido que plantar cara la sociedad riojana desde marzo del pasado año. El centro de vacunación de Riojafórum, por el que han pasado decenas de miles de personas desde el pasado mes de abril para protegerse contra el COVID, ya tiene fecha de clausura.
A partir del viernes de la próxima semana (24 de septiembre), las carpas, mesas y sillas que han permitido acelerar la vacunación en la comunidad desaparecerán para que el recinto vuelva a tener el uso para el que fue concebido: un palacio de congresos, convenciones y espectáculos.
El ritmo de administración de primeras dosis de la vacuna (este jueves solo las han recibido 488 personas y el día anterior apenas 200) permite al Servicio Riojano de Salud buscar otros enclaves en los que los ciudadanos podrán pasar a recibir el pinchazo sin necesidad de ocupar un recinto de grandes dimensiones.
El SERIS se encuentra inmerso en la búsqueda de estrategias proactivas de vacunación para medicar a las personas que aún no han recibido ni un solo pinchazo y este mismo jueves ha comenzado un nuevo plan para aumentar la cobertura de vacunación en el entorno rural.
