Gastronomía

Laura Sacristán, la riojana que cocina para el ‘realfooder’ Carlos Ríos

La caracolera Laura Sacristán estudió una Ingeniería Técnica de Diseño de Producto y, como muchos jóvenes españoles, decidió emigrar al extranjero para trabajar en su profesión. Una vez allí, descubrió que su pasión por la cocina era más grande de lo que pensaba. A su regreso a España decidió formarse en una de las escuelas de hostelería de Barcelona, Eshob, para disponer de mayores conocimientos sobre su pasión y poder darle un impulso al blog de cocina que había creado unos años antes, ‘Shoot the Cook’.

¿Desde cuándo le gusta la cocina?

– Yo diría que desde siempre. Cuando vivía en Tricio y me dejaban un día sola en casa estaba encantada de hacerme la cena y poder cocinarle cosas a mi hermana. En los cumpleaños también aprovechaba para prepararle platos a mis amigas, por eso creo que siempre me ha tirado este mundo. De hecho, antes de irme al extranjero trabajé un año aquí en un pueblo de La Rioja y me acuerdo que por aquel entonces ya miré los cursos de la Escuela de Hostelería de Santo Domingo. Lo que pasa es que mi familia me disuadía un poco de la idea, me decían que era complicado y es cierto que entonces no se veían más salidas que trabajar en un restaurante.

¿En qué consiste su trabajo?

– Por un lado creo contenido para mi Shoot the Cook, donde promuevo una alimentación saludable, comparto ideas, intento dar información útil que a la gente de verdad le sirva porque veo que no se come bien por falta de tiempo o de ideas. Lo que pasa es que ahora en vez de ser solo el blog en la página web, mucho de mi contenido se comparte en Instagram. Además, creo contenido fijo para otras marcas en las que yo tengo que pensar ideas, adaptarlas a su producto, crear recetas, siempre adaptándome a la estética de cada empresa. Tengo parte de cocinera y parte de fotógrafa porque la gente quiere que lo que aparece en su página web sea bonito, atrayente…

¿Se puede vivir de esto?

– Solo Instagram no obtengo beneficio económico, porque no cobraba nada hasta ahora que empiezan a apoyar a los creadores. Pero a raíz de ganar seguidores he podido realizar colaboraciones con marcas. Tengo claro que es un ingreso puntual con el cual yo no quiero basar mi vida en publicidad, por ello solo colaboro con marcas que de verdad me gusten y que yo utilizaría  en los productos. Creo que también se tienen que pagar estos trabajos porque crear contenido no es gratis, porque por mucho que te manden diez cajas de leche de eso no vives. Yo no pago mis facturas con queso. Sinceramente, no vivo solo de los contenidos de Shoot the Cook, sino de que creo otros para otros clientes que en muchas ocasiones el público ni sabe que he hecho yo. Tengo más o menos clientes fijos que son los que me aportan los ingresos de todos los meses.

¿Fueron duros los inicios?

– Como todos los comienzos de la gente que emprende, el principio fue duro. Tuve que llamar a muchas puertas para poder trabajar con algunas marcas. Pero para mi el confinamiento fue una buena época porque la gente se quedaba en casa cocinando. Las empresas vieron que se vendían más cosas, que la gente miraba más las recetas que publicaba y me sirvió de empujón.

¿Cuándo se dio cuenta que se podía dedicar a esto?

– Después de mandar muchos mails con mi portfolio donde podían ver alguna de mis recetas. Al principio no me contestaba casi nadie y de la noche a la mañana me empezaron a contactar. Fue gracioso ver que ya no eras tú quien les contactaba, sino que era al revés. Hubo una fase en la que tuve que ir cogiendo el trabajo que me llegaba y luego pude ir eligiendo, como pasa a la mayoría. Me salió la oportunidad de poder ir seleccionando proyectos que fueran más con mi filosofía de estilo de cocina y recetas saludables. Porque al final todo el mundo preferimos trabajar con marcas que siguen un poco tu línea.

¿Qué proyectos son en los que más le gusta trabajar?

– Por ejemplo este año he tenido la suerte de empezar a trabajar con Carlos Ríos y todo el mundo del ‘realfooding’, que me ha dado una pasarela para poder crecer y trabajar con alguien que para mí era un sueño. Trabajar con alguien tan grande que tenía una gran comunidad detrás me ha ofrecido un altavoz que hace que mis recetas las vean 100.000 personas. Estos son de los proyectos que más me gusta hacer porque llegan a muchas personas y son gente que la mayoría van a hacer tus recetas. Además, esto me ha dado la oportunidad de trabajar con grandes marcas como Oikos, Ecocesta o la Carloteña, que yo igual no hubiera podido acceder si no estuviera trabajando con ellos.

Este mundo parece complicado, ¿cómo se organiza?

– Así es, no trabajas 8 horas como en otros puestos. Al final esto se podría decir que es otra forma de vivir. Siempre según lo que cada uno quiera porque al final creas contenido pero ya no solo el que cobras sino que también está el que haces para ti porque quieres. Empleamos muchas horas de nuestra vida. Yo nunca he esperado crecer en Instagram, no miraba números porque sino al final lo dejarías de hacer por las horas que terminas empleando.

¿Está valorado en la sociedad el trabajo de creador de contenido como debería?

– Diría que no, pero no culpo a la gente sino porque creo que, por un lado, hay un desconocimiento de todo el trabajo que hay detrás. Y por otro, se piensa que las redes sociales nos pagan de alguna manera, que todo el contenido que hacemos es remunerado, cuando eso no es así porque muchas veces la gente hace cosas sin que le paguen nada, simplemente a cambio de que te manden productos a casa. Se cree que todos tenemos detrás a marcas y muy poca gente tiene patrocinadores que le dejen vivir solo de eso. Es un trabajo complicado e inestable porque no sabes qué pasará mañana porque el que dicta las normas es Instagram y no sabes cómo va a actuar.

¿Cómo ve su futuro y el de las redes sociales?

– Las redes sociales son cambiantes, no han llegado todavía a su top, pero veo que me tengo que actualizar, es decir, veo que la gente no quiere pasarse una hora cocinando. Me encantaría montar algo en el que pueda acercarme incluso a la gente que no quiere cocinar, ya sea con una cocina elaborada, con un taller de cocina en el que yo vaya a enseñarles a cocinar en persona… Estoy en una fase en la que sé y quiero hacer otras cosas, pero actualmente tengo el trabajo suficiente para ponerme a pensar y emprender en nuevos proyectos.

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