La artesanía hace referencia a un trabajo que se realiza de forma manual por una persona, sin ayuda de una máquina y donde cada pieza es distinta a las demás. Hay muchos que creen que dentro de pocos años esta actividad solo quedará reflejada en los libros, pero otros, como Israel Pérez, son de los que piensan que existe una nueva generación de jóvenes ávidos de conocimientos y con ganas de vivir su vida haciendo lo que les gusta.
«Artesano como tal no he sido toda mi vida. Me considero más emprendedor, pero la palabra artesano viene del proceso de crear y eso es lo que yo hago. Soy una persona creativa y me encanta escribir y pintar. Esto último me viene de familia, ya que mi abuelo y mi madre lo practicaban y desde muy pequeño me he criado entre el olor a aguarrás y los pinceles». Aunque en un principio se decantó por la escritura, «nunca he dejado de coquetear con las manualidades, la pintura, el barro o la escultura y a día de hoy, es muy difícil vivir de la escritura, así que decidí explorar otros lados más artísticos».
Y eso precisamente fue lo que le llevó a crear ‘Factory of Riojans’, una iniciativa por la que el Gobierno de La Rioja le ha otorgado un carné que le acredita como artesano. El proyecto nació allá por el 2015 cuando, al publicar su novela ‘Catorce años de silencio’, Israel decidió acompañar su obra con unas camisetas que portaban un diseño muy especial hecho por él con la idea de desarrollar la marca. Pasito a paso y a partir de sus dibujos de pequeños bebés que aparecían con símbolos muy riojanos, como un libro representando el castellano y haciendo un guiño a San Millán, o uvas, a las camisetas se unieron las zapatillas pintadas a mano.
El sueño se hizo mayor en 2019 cuando Israel abrió su tienda online, ‘Factory of Riojans’, que cuenta actualmente con más de trescientos productos. «Las zapatillas y las cazadoras son los productos estrella y por los que obtuve el carné de artesano. Cada pieza son más o menos 18 horas de trabajo entre diseñar, pintar y secar. Es un trabajo muy artesanal que requiere de mucha paciencia y tiempo».
Para Israel una cosa es el valor del producto y otra el reconocimiento de la labor artesanal. La pequeña empresa no puede competir en productividad y precios con artículos elaborados en serie «y ahora estamos invadidos por todo tipo de mercancías chinas que restan valor a nuestro trabajo. No se puede competir con camisetas a 3 euros…». Y de ahí que la venta por Internet abra nuevos horizontes.
Y es que el concepto de artesano se ha podido quedar anticuado para algunos que lo relacionan con el romanticismo de la palabra, con el ir de pueblo en pueblo «con tu mesa y tus productos, que también, por supuesto, pero al final todo evoluciona. Artesanía es crear mediante un proceso lo más manual posible, haciendo una filosofía de tu trabajo que puede convertirse también en una fuente de ingresos».
Ese proceso de crear es innato y «te sirve para sacar todo lo que llevas dentro. Durante la pandemia muchas personas se han puesto a hacer cosas artísticas que, aunque no cuenten con un carné certificado, es artesanía. No tendrán 20 años de experiencia ni se dedicarán a ello, pero están creando y eso significa evolución».
La pandemia ha roto por la mitad un proyecto que cogía fuerza justo un año antes, pero los valientes no dejan pasar el tren e Israel se sumó junto con una empresa textil a la moda de las mascarillas. «Estuvimos durante meses elaborando mascarillas riojanas certificadas con diseños exclusivos y vendimos muchas, pero el mercado se saturó rápido y se convirtió en un producto que murió mucho antes de lo esperado».
Aún con todo, este joven creador, artesano y emprendedor riojano no dejó que el pincel se secara y durante este tiempo su cabeza no ha parado. Más ideas, nuevos proyectos, exclusivos diseños y la valentía de ir a contracorriente apostando por su marca personal.
Camisetas personalizadas y únicas, zapatillas pintadas a mano, tazas, cojines, ropa para hombre, mujer y niños, mochilas, chanclas, fundas para móviles… «Las ideas son infinitas. Simplemente hay que poner en juego la imaginación y enfrentarte a una tela en blanco». Además, utiliza el método de la sublimación para el resto de materiales. «La mayoría de diseños tienen un toque riojano, pero de un tiempo a esta parte estoy probando otras cosas para ampliar el mercado. El cliente puede aportar un tema y a partir de ahí… comienza el proceso de creación».
Una lucha constante por defender el valor de sus piezas artesanales y evolucionar en un mercado en busca de la calidad frente a la producción industrial.
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