La Rioja

Domingos al sol: “Ahora no hay tanto vermú torero como antes”

Las lluvias previstas para estos días de Semana Santa se han convertido en un sol radiante y temperaturas agradables. Mucha excursión al campo, a la montaña, mucho turismo rural, pero aquí en la ciudad la gente también aprovecha los días de fiesta para descansar y, por supuesto, tomar el indispensable vermú. “Después de estar trabajando todo el año, llegan días de fiesta y te apetece salir y disfrutar responsablemente”, explica José Antonio, dueño de la cafetería Iris 59 en Gran Vía.

Pero la pandemia, cómo no, también ha trastocado las buenas costumbres. “¿Echamos un vermú torero este finde?” Era una de las mejores opciones para aquellos que, después de cierta edad, preferían la luz del día al desconcierto de la noche, pero las restricciones sanitarias, el toque de queda y el cambio de rutina ha hecho que esta maravillosa experiencia haya perdido adeptos. “Estamos notando que la gente viene, se toma su vermú y se va a comer a casa. No es tanto ese vermú torero que se hacía antes. Quizá porque las cosas en la hostelería también han cambiado”, señala José Antonio.

José Antonio Portela

Eso sí, los horarios también difieren de épocas pasadas y, tal y como confirma Juan Manuel, responsable del bar The Passage, “la gente empieza a salir antes de casa y para las 5 de la tarde ya se sientan en las terrazas. Antes se llenaban a las 8, pero ahora, a esas horas, ya van camino de La Laurel”.

La respuesta de los clientes estos días festivos “está siendo muy positiva, se nota que tienen ganas de terraza y cumplen perfectamente con la distancia de seguridad y las mascarillas. Afortunadamente, se está trabajando bien”, indica José Manuel, camarero del Noche y Día. Un trabajo escrupuloso también por parte de los hosteleros que “estamos demostrando que no es correcto criminalizar al sector, ya que ponemos todos los medios y cumplimos los protocolos”, asegura el propietario de Iris 59.

Unas medidas que hacen que los clientes “no lleguen con recelo y se tomen su consumición de la manera más tranquila y segura, sabiendo que nuestros negocios no son un foco de contagio”. Ha costado, y sigue habiendo algún que otro despistado que se quita la mascarilla nada más sentarse, “pero son una minoría y en cuanto les dices que por favor se la pongan cumplen y se adaptan”.

Además, otras de las medidas difíciles de interiorizar es la de no poder fumar en las terrazas. “Quizá sea la restricción a la que menos se acostumbra la gente pero, ya son los menos los que se encienden el cigarro en la mesa. La mayoría se levanta y se separa”, aclara Juan Manuel.

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