El Rioja

Biden abre un periodo de oxígeno al Rioja: “Ojalá sea permanente”

Joe Biden abre un periodo de oxígeno al Rioja

Los ánimos han cambiado en el sector vitivinícola desde que el pasado viernes se conociera que la administración de Joe Biden estrechaba manos con la Unión Europea en materia arancelaria. El aumento de las tasas que Estados Unidos decretó a finales de 2019, motivado por la disputa comercial entre Boeing y Airbus, nublaba el panorama de exportación para las grandes bodegas de Rioja en sus botelleros de menos de 14 grados, pero la niebla ya empieza a levantar.

Al menos durante los próximos cuatro meses el principal destino de venta al exterior de los vinos de Rioja, junto a Reino Unido, libera sus puertas y los profesionales del sector lo celebran con esperanza. “Esperemos que no se retroceda porque hay argumentos necesarios sobre la mesa para que se cristalice el acuerdo”, apunta el director general del Consejo Regulador, José Luis Lapuente, que recibe con optimismo la decisión.

Bajo su punto de vista, “se ha establecido un periodo de negociación para alcanzar una solución a partir de ahora, pero las bodegas tampoco podrán obtener una compensación por soportar estas tasas durante más de un año a costa de sus márgenes para no perder posiciones”. Porque nadie ha querido renunciar al segundo país que más valor genera en Rioja y el tercero en cuanto a volumen de exportación que en el último año, además, ha dejado un crecimiento del ocho por ciento en volumen, sobre todo en el canal de alimentación.

Asimismo, la Federación Española del Vino (FEV) aplaude la decisión después de que esta situación arancelaria haya supuesto durante el 2020 unas pérdidas del nueve por ciento en valor y del 4,5 por ciento en volumen para el vino español que se exporta a Estados Unidos, además de una disminución de cerca del cinco por ciento en el precio medio del vino exportado.

“Lo recibimos de forma positiva porque han sido dieciocho meses en los que los vinos de Rioja han estado agravados por aranceles injustos, así que deseamos que esta anulación temporal se confirme”, recalca el director general de la principal asociación de bodegas de Rioja, Íñigo Torres. Achaca que el motivo principal ha sido el cambio de administración norteamericana, pasando de una tendencia más restrictiva a otra más cercana y aperturista al mercado internacional: “Hasta que Joe Biden no ha tomado la capacidad total de decisión no ha sido posible esta liberación”.

También ayudó que la Organización Mundial de Comercio autorizase a la Unión Europea imponer aranceles a Estados Unidos por valor de 4.000 millones de dólares para compensar las ayudas otorgadas a la empresa americana Boeing. “También los cambios en la estructura de Airbus han supuesto otro factor que ha favorecido alcanzar este tiempo de diálogo”, apunta Íñigo. Un tiempo en el que ondeará la bandera blanca.

En este periodo en el que los aranceles dejarán de ser efectivos durante cuatro meses, el Grupo Rioja espera que la Denominación recupere la competitividad y mejore sus resultados en dicho mercado: “Otros países como Italia, Portugal o Argentina carecían de estos aranceles y sus vinos también suponen una competencia para Rioja, así recuperar la posición inicial es el gran objetivo de nuestros vinos, más si cabe cuando el mercado nacional está tan complicado”.

Igor Fonseca, secretario general de ARAG-ASAJA, también aplaude la iniciativa: “Es un paso en la dirección correcta, pero quizás de momento algo insuficiente. Nos gustaría que en lugar de aplazar de forma momentánea los aranceles, deberían tratar de esforzarse en que dichos aranceles, impuestos de forma injusta, se cancelasen definitivamente y se retomase la relación comercial fluida y constante entre ambos países que siempre ha habido”.

La organización agraria asegura que tanto bodegas como viticultores (“porque cualquier salida de vino es positiva al pensar que podrá repercutir en los precios de la uva”) recogen con “alivio” el cambio de situación. “Pero todavía se desconoce cómo se va a concretar porque esos cuatro meses de diálogo y negociación pueden suponer poco tiempo para que se refleje alguna consecuencia económica en el mercado, pero quizás más que suficiente para que ambas administraciones puedan llegar a un acuerdo definitivo”.

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