Año de nieves, año de bienes. Parece que todos tenemos claro que 2021 responderá a esta máxima y que la llegada de la vacuna conseguirá doblegar al COVID-19. Bajo estas dos premisas, el PSOE ha aplazado la celebración de su Congreso Federal para renovar sus órganos de dirección. Previsto para finales de junio, los socialistas han anunciado este lunes que su intención es ahora celebrarlo en la segunda quincena de octubre. ¿Para qué? Para evitar que el congreso sea telemático y hacer así que los líderes acudan presencialmente.
La Comisión Ejecutiva Federal del PSOE ha mantenido este lunes una reunión de forma telemática para convocar el próximo 23 de enero un Comité Federal también telemático. En este se trasladará que el congreso del partido se celebre en octubre para que la pandemia sea ya casi un recuerdo y la normalidad vuelva a nuestras vidas. Tras la ratificación en el comité federal, el calendario precongresual se iniciaría a primeros de septiembre.
A partir de ahí, como fichas de dominó que van empujándose unas a otras, se activarán los congresos autonómicos. Este retraso de junio a octubre también propiciará un aplazamiento de la renovación del PSOE a nivel autonómico, que celebrará sus congresos regionales a continuación del federal. ¿Cuándo? Por fechas, la cosa apunta al 2022. Mientras las miradas nacionales se centrarán en la lucha por el liderazgo andaluz (tienen elecciones ese mismo año y Susana Díaz apunta como candidata), La Rioja contará con su particular batalla política.
A falta de las confirmaciones oficiales por parte de ambos, todo indica que la presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu, y el secretario general del PSOE de La Rioja, Francisco Ocón, pugnarán por hacerse con el liderazgo de los socialistas riojanos. Cesado el pasado verano como consejero de Gobernanza Pública, Ocón mantiene desde entonces un discreto perfil como diputado en el Parlamento a la espera de que caigan las hojas del calendario.
Hasta que lleguen próximas fechas al congreso regional, Andreu y Ocón velan armas para esconder sus cartas y sus posibles jugadas para controlar el partido. Sin estridencias en sus declaraciones públicas, sus diferencias han sido más que notables en los últimos meses y nada hace pensar que podrían llegar a un posible entendimiento antes de que llegue la votación riojana. Por suerte o por desgracia, el proceso se alarga casi medio año más. Otro mundo para que pueda pasar casi cualquier cosa.
