Gastronomía

Pescados Marino: el marisco reina en las cenas navideñas de la pandemia

Pescados Marino asegura que los pedidos han aumentado, “pero no son tan amplios como de costumbre”

“¿Perdón, el último?”. Esta era la frase más repetida a las puertas de Pescados Marino horas antes de la Nochebuena. La gente ha madrugado y para las 10:30 de la mañana más de una docena de personas guardaban turno en la calle García Morato. Por suerte, una estufa acompaña la espera. El detalle se agradece.

Cada casa es un mundo y, cada cocina, ni digamos. Pero lo que no puede faltar esta Navidad encima de la mesa es un buen pescado. Y hablar de este producto en Logroño es hablar de Marino, un establecimiento que abrió sus puertas en 1991 ofreciendo un pescado siempre fresco y de calidad. Ahora, en estas fechas, la clientela habitual y de ‘temporada’ vuelve a hacer los tradicionales encargos que “empezamos a coger después del puente de la Inmaculada”, señala Mari Mar, mujer de Marino.

Este 2020, como no podía ser de otra forma, la rutina de ventas no se parece a otras navidades. “La mayor diferencia que hemos notado ha sido que los pedidos han aumentado pero no son tan amplios como de costumbre. Al no haber tantos comensales se reduce la cantidad, pero, por otra parte, hay gente que no acostumbraba a hacer la compra para estos días y al estar solos han decidido darse un capricho”. Las angulas, por ejemplo, a 899 euros el kilo “se acaban rápido, pero siguen llegando porque todavía hay encargos”.

Año diferente pero mismas costumbres de consumo. Una de las recetas tradicionales de muchas familias en Navidad es la sopa de pescado y marisco, un caldo ‘calentito’ que abra camino a lo que viene después. “Estamos vendiendo mucho cocido: gamba, langostino, almejas… Sí que es cierto que se llevan menos pescado y más marisco. Como para el día de Navidad se decantan más por la carne, para la noche con un surtido de marisco lo hacen. O también nos encontramos a los que no están acostumbrados a cenar mucho y con un buen besugo o rodaballo al horno es suficiente”.

Al igual que el resto de establecimientos gastronómicos, Mari Mar confiesa que se nota que la abuela no cocina y el picoteo se lleva más. “Es sorprendente cómo muchos jóvenes aprovechan los fines de semana para cocinar platos más elaborados. Algo en lo que ha tenido que ver mucho el confinamiento, porque durante ese tiempo libre a la gente le ha dado por los fogones y han aprendido a confeccionar platos que antes solo comían fuera de casa, como las gambas en todas sus variedades”.

“Logroño siempre ha sido mucho de última hora, eso no lo podemos negar, y más este año que la gente no ha sabido hasta el final cuántos iban a ser. Nosotros hemos tenido que tener provisiones un poco al azar, pero son muchos años y estamos muy bien organizados para hacer frente a lo que pueda pasar. Nada ha faltado ni faltará en las cuatro secciones del local: pescadería, viveros, cocedero y la parte gourmet, donde hay un compendio de productos delicatessen envasados”, concluye.

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