CARTA AL DIRECTOR

“Los protocolos COVID del hospital no están preparados para personas dependientes”

Mientras escribo estas líneas, mi padre descansa en una habitación del Hospital San Pedro de Logroño. Neurología. Ingresó la noche del pasado miércoles día 4 de noviembre a consecuencia de un derrame cerebral. Además, desde hace cinco años está diagnosticado de alzheimer y tiene un grado de dependencia alto.

Durante su paso por urgencias (boxes) y su posterior ingreso, no se nos permitió estar con él hasta no tener su prueba de COVID hecha con resultado negativo. A regañadientes, mi madre y yo lo aceptamos y nos fuimos a casa confiando en su buen cuidado. A las 6:30 de la mañana del jueves, inquieta ya y harta de esperar, llamé para interesarme por el resultado. Como era de esperar, era negativo. Así que bajé ilusionada por volver a verlo.

Imaginaba que estaría asustado al sentirse solo. Quizá abandonado. Al entrar en su habitación encontré a mi padre atado de cintura, manos y pies, con pañal (no lo necesita, pese a tener alzheimer y un derrame cerebral, afortunadamente, aún controla sus esfínteres) y con su mascarilla, la que traía de casa, en el suelo. Me quedé tan impactada que aún hoy sigo procesándolo.

Una hija nunca está preparada para ver a su padre así. No puedo imaginar cómo se pudo sentir en esas diez horas aproximadamente que estuvo sin nuestra compañía, en un lugar extraño, con gente extraña y con esta desafortunada situación. Llamé a una enfermera para que lo desatara y le quitara el pañal. Mi padre fue capaz de bajarse de la cama e incluso darse una ducha con mi supervisión.

Con estas letras no pretendo poner en evidencia el servicio de neurología. El trato estos días ha sido impecable. Agradezco el trato humano y profesional recibido desde el equipo de limpieza, auxiliares, enfermeras y su doctora. Gracias de corazón. Comprendo que el protocolo COVID es el mismo para todas las plantas y no exclusivo de neurología. Sin embargo, me pregunto qué hubiera pasado si en lugar de tratarse de una persona de 82 años, hubiera sido un niño, un menor de edad pongamos de 5 años. ¿Somos capaces de imaginar a un menor solo? ¿Y atado? Yo creo que no.

Al elaborar los protocolos COVID en los hospitales se ha pasado por alto el manejo de estas situaciones con las personas dependientes. Al igual que un menor está acompañado por uno de sus progenitores, a una persona dependiente se le debería permitir estar acompañado de un familiar. El grado de dependencia de uno y otro es el mismo.

El grado de solidaridad que recibe uno y otro, lamentablemente, no. Esta pandemia está dejando al descubierto muchas carencias, no solo a nivel sanitario o educativo, también a nivel humano. Y los mayores están siendo los grandes olvidados en una sociedad en la que prima lo “productivo”. Ahora miro a mi padre, tranquilo. Con suerte hoy nos iremos a casa. El derrame le ha dejado una afasia que le impide contar lo que le ha sucedido. Su tendencia al olvido, también. Espero que esta reflexión sirva para darle una vuelta a ese protocolo que está dejando desprotegidos a los que más lo necesitan.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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