El Rioja

La vendimia en Rioja llega al Pilar casi finiquitada: 370 millones de kilos en bodega

Rioja está a punto de bajar la persiana de la vendimia. Los viticultores ya apuran las últimas viñas para cerrar una campaña que, a fecha de este jueves, ya supera los 370 millones de kilos de uva metidos en bodega (325 de tinta y 45 de blanca), lo que supone en torno al 90 por ciento de la cosecha. Así lo indica el último balance del Arrastre Diario de Recepción de Uva publicado por el Consejo Regulador.

Una vendimia, eso sí, “muy desigual en cuanto a ciclos de maduración”. En Quel todavía no han recogido los remolques y cestos, tal como señala el agricultor y perito agrícola José Miguel Martínez: “Esperamos terminar antes del fin de semana, pero aquí en el pueblo aún se ven uvas por cortar. Se hablaba de que iba a ser una vendimia adelantada pero tampoco ha sido para tanto porque ha habido varios parones”.

El motivo, apunta, “es que la ligación de la uva no se ha hecho bien y esta se ha cortado”. Martínez puntualiza además que han sido varios los viticultores de la zona que han tenido que esperar mucho tiempo hasta alcanzar unos buenos parámetros de maduración y acidez, tal como les requerían las grandes bodegas a las que les venden la uva. Pero coincide con la mayoría del sector vitivinícola en que este año la calidad de la uva es “buenísima”.

Más adelantados van en Bodegas Riojanas, donde esta ha sido la jornada de despedida del trabajo en campo. Ahora el tejado de la cosecha recae sobre la bodega y se presentan semanas ajetreadas. Con los primeros descubes ya realizados, la técnica de viticultura, Natalia Olarte, resalta ese olor a vino con “muy buenas perspectivas tanto en color como en calidad”.

Pero la gestión en bodega es mucho más fácil si el esfuerzo en campo ha sido el adecuado y más cuando se prima la calidad, la selección en las parcelas para una entrada de uva en bodega controlada. “Es un año para reconocer el trabajo de los viticultores. Han sabido sacar adelante una campaña de gran calidad, donde se han superado las expectativas iniciales, marcada por su intensidad debido a las normas sanitarias que se han cumplido con esmero”, elogia Olarte.

Con 4,5 millones de kilos de uva descansando en bodega, desde Cenicero recalcan el mantenimiento de toda la base de proveedores e, incluso, el incremento de la compra de uva respecto a años anteriores, lo que refleja la ausencia de problemas de capacidad en Bodegas Riojanas. Mientras, en campo los rendimientos son satisfactorios: entre 2.000 o 3.000 kilos/ha en aquellas parcelas destinadas a altas calidades, y sobre los 5.800 k/ha para los crianza.

Al otro lado del Ebro, a 650 metros de altitud Roberto Oliván se enfrenta a la que (espera) será su última semana de vendimias, unas que se están prolongando en el tiempo con el fin de conseguir la calidad deseada en sus vinos Tentenublo. Lleva casi un mes de campaña en Lanciego (calcula que le quedará cerca del 20 por ciento para concluir) y aplaude la llegada del frío otoñal para equilibrar todos los parámetros de sus últimas garnachas y tempranillos.

“Las uvas vienen un poquito más bajas de acidez que otros años por los calores de los últimos días de verano, pero la graduación es alta. Y lo más importante, el sabor de los vinos, que este año vienen a saber un montón a uva”, destaca este bodeguero y agricultor de Rioja Alavesa.

En sentido contrario. Así se presenta esta campaña con una uva de gran calidad frente a unos precios y uno niveles de ventas en descenso. “Llevamos desde marzo sin dar salida al vino. Los agricultores notan ahora las consecuencias del COVID-19 ante la ausencia de contratos o precios que no se ajustan a lo establecido, pero nosotros las sufrimos desde el principio de la pandemia. Nadie te puede asegurar nada con estas circunstancias de incertidumbre, pero creo que el 2021 va a ser todavía peor en términos de ventas. Esto va para largo…”, sentencia Oliván.

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