Cualquier riojano que haya viajado por el Viejo Continente sabe de las dificultades que implica explicar su lugar de procedencia a los oriundos del lugar. Si el ‘cicerone’ tiene cierta querencia por el vino facilita las cosas, pero las reducidas dimensiones de la comunidad la convierten en una gran desconocida a ojos de Europa.
O al menos así ha sido hasta la irrupción de la crisis del COVID-19. Porque por desgracia, la región vuelve a ser uno de los territorios señalados en el continente por su elevada incidencia de la enfermedad. Ya sucedió en el mes de marzo, cuando la primera oleada de la epidemia iniciaba su escalada. Los focos detectados en Haro y Casalarreina hicieron que La Rioja adelantase a Lombardía (Italia) como la región con mayor presencia del virus en Europa.
Por entonces, los datos se encontraban a años luz de la incidencia acumulada registrada en los mayores picos de la crisis: el 10 de marzo los datos del Ministerio aludían a 45,4 positivos por cada cien mil habitantes en La Rioja. Ahora, cuando la segunda ola aún no ha alcanzado la cresta, la incidencia acumulada en los últimos 14 días en la región es muy superior: de 383,84 casos por cada 100.000 habitantes (dato facilitado por Sanidad este mismo martes).
El dato sitúa a la región como la tercera del país con mayor presencia del virus, solo superada por Madrid (651,50) y Navarra (501,98). Pero la verdadera dimensión de la epidemia se atisba al comparar estos datos con el resto de países europeos, ya que a excepción de Francia (con una incidencia de 151,1 casos por cada cien mil habitantes) todos los territorios se encuentran por debajo de cien casos dee incidencia acumulada.
Todo queda mucho más claro con el mapa elaborado por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (European Centre for Disease Prevention and Control), la agencia de la Unión Europea especializada en el control de enfermedades infecciosas. En el mismo, elaborado con datos oficiales hasta el pasado jueves, se aprecia a la Comunidad de Madrid como la región más señalada por la presencia del virus (en un claro tono violeta) y a La Rioja con tonos malva (junto a Navarra y País Vasco) como la segunda área territorial más castigada por el COVID-19.
Más test, más incidencia
A estas alturas de la pademia no está de más significar algo obvio: la incidencia acumulada se calcula sobre la base de los resultados obtenidos por la realización de test PCR. A mayor cobertura de pruebas, mayor probabilidad de identificar nuevos casos y, por tanto, mayor probabilidad de que se dispare la incidencia acumulada. Y en el caso específico de España, la realización de test es notablemente desigual en función de los territorios.
Sin ir más lejos, La Rioja es la comunidad que -según los datos facilitados por el Ministerio este mismo martes- mayor cobertura de test PCR ofrece a su población, con 2.899,96 pruebas por cada cien mil habitantes. Y las otras tres posiciones son para las comunidades con mayor incidencia acumulada: Navarra (2.725 PCR por cada cien mil habitantes), País Vasco (2.352) y la Comunidad de Madrid (1.822).
En la otra cara de la moneda, sorprende que Andalucía sea al mismo tiempo la comunidad más poblada de España y la que menor cobertura de pruebas PCR ofrece a su población, menos de la cuarta parte de la que se brinda en La Rioja. A este respecto, la incidencia acumulada en Andalucía es de apenas 130 casos por cada cien mil habitantes.
