Histórico mildiu el de este 2020. El más temprano de la historia, al menos de los últimos 47 años desde que se tiene registros, y en 15 días, extendido por toda la geografía riojana. «Pero no significa que sea más o menos peligroso que el de años anteriores», recalca el técnico de la Sección de Protección de Cultivos del Gobierno de La Rioja, José Luis Ramos. El problema que más preocupa ahora son las continuas tormentas.
«Son las segundas contaminaciones las que más riesgos provocan», señala Ramos, «y en este caso, a ese riesgo hay que sumarle el carácter de prematuro y extendido por toda La Rioja». El escenario actual dista mucho de la anterior campaña, donde la enfermedad apenas tuvo incidencia en las cepas, pero sobre todo se notan esas manchas amarillentas en aquellas parcelas que no recibieron un tratamiento adecuado debido, entre otras cosas, a la imposibilidad de entrar con la maquinaria por las incesantes lluvias de los meses pasados.
«Se puede notar algo más en puntos aislados de la zona de Cenicero o Torremontalbo, áreas más húmedas ubicadas junto al Ebro», indica el técnico. En lo que sí hace especial incidencia es en la importancia de no descuidarse con este mildiu tan madrugador que obliga a tratar durante más tiempo, y esa es la mayor preocupación actual para los viticultores. Los plazos de tratamientos se han reducido con el fin de frenar el avance y si antes se trataba cada quince días, ahora se hace cada ocho o diez.
«Ya voy a comenzar con la cuarta mano de sistémicos. La cantidad de dinero que estamos dejando este año en el campo es incalculable porque hay un miedo real al mildiu y más sabiendo que se avecinan nuevas lluvias. Fue a raíz de las tormentas con pedrisco que el hongo se ha desarrollado tanto, sobre todo en zonas de Briñas, San Asensio y San Vicente», apunta Roberto Salinas desde Briñas.
Al problema de este hongo, latente entre el sector, se le suma también el riesgo del oídio, otra enfermedad ya endémica. «Hay viñas con el 80 por ciento perdido por el mildiu, aunque por mi zona de Hormilla no tenemos manchas ni en racimo ni en hoja. Pero si las las barbas de tu vecino ves pelar, pon las tuyas a remojar, como se dice, así que nos tenemos que adelantar a las contaminaciones porque los productos actúan muy bien como preventivos, pero como curativos tienen el poder que tienen», recalca Álvaro Díaz, también preparado para la cuarta mano de tratamiento.
«Una situación meteorológica propia del clima tropical la que estamos teniendo estas semanas. Temperaturas medias, humedad alta y aguadas por la mañana, el caldo de cultivo perfecto para el mildiu que ya está en marcha. El hongo no lo para ni el mejor fungicida», señala Inmaculada desde Alcanadre. En su caso, tan solo uno de sus viñedos se ha visto notablemente afectado con racimos incluidos a pesar de haber sido tratado.
Raquel Planchuelo, agricultora en Alesón, recalca el importante avance de la enfermedad, «sobre todo teniendo en cuenta la fase de floración en la que se encuentra el viñedo». Aunque hay otros aspectos que también le preocupan de cara a la vendimia: «Estamos todos a la espera de que se aprueben los rendimientos, aunque se habla de un 90 por ciento, así que el panorama es muy desalentador porque también está la cuestión de los precios».
«Mientras, los costes son los mismo o superiores, sobre todo este año que se están usando productos de última generación a dosis máximas», resalta Díaz. «También estamos con el miedo de cómo vayan a actuar las bodegas a la hora de recogernos las uvas. En definitiva, una campaña incierta en este sentido y con perspectivas no muy buenas», añade Salinas.
¡Atención, viticultores!
Si ya las condiciones son favorables para la proliferación de la enfermedad, «no digamos si los agricultores se ponen a labrar las viñas en plena floración». Desde la Sección de Protección de Cultivos, Ramos alerta a los viticultores del riesgo de remover la tierra: «Por un lado se favorece la humedad, factor que propicia la incidencia del mildiu, pero también se sacan al exterior las esporas del hongo invernante, provocando que se produzcan contaminaciones no solo en las hojas sino también en los racimos, algo más difícil de combatir».
Por su parte, David Castro desde la empresa Garañango, asegura que es más importante el momento de aplicación del tratamiento que el producto empleado: «La mayor incidencia del mildiu se ha apreciado en aquellas parcelas tratadas antes de las primeras lluvias pero no antes de la segunda oleada de tormentas, presuponiendo la eficacia de los productos y por evitar pisar el suelo. Sin embargo, la viña afrontó esas segundas lluvias con menos protección y eficacia preventiva que tras el primer tratamiento, por lo que se aprecian bastantes síntomas».
Sigue el canal de WhatsApp de NueveCuatroUno y recibe las noticias más importantes de La Rioja.