Conste que el Sereno, como el común de los mortales, hubiera preferido estar a estas alturas del calendario en otras latitudes. Tenía, de hecho, reservado billete para viajar sin salir de La Rioja (sí, iba a ir a Salou), pero al igual que el resto se ha visto estos días confinado en Logroño.
Y este sábado ha tenido la feliz idea de salir a llenar la despensa. “Bua, seguro que soy el único en el supermercado y tengo todos los lineales para mí solito”, se ha dicho mientras apagaba el despertador, programado concienzudamente para atravesar el primero de todos la puerta del supermercado. Pero no. Parece ser que nuestro querido Sereno -ácrata como él solo- ha desatendido los consejos de la Policía, que esta semana dejaba bien clarito que “la afluencia de los consumidores al supermercado es constante y no dejamos de ver largas colas, fundamentalmente los sábados por la mañana“.
Por no estar bien informado nuestro notario de la rutina riojana se ha vuelto a casa sin levadura con la que hacer pan. A cambio, ha regresado a su hogar con una enorme cuadrilla de nuevos amigos, con quienes ha tenido tiempo más que sobrado para conocerse mientras guardaba cola en la fila del súper.
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