Diario de un profe ‘en cuarentena’
“La pereza puede parecer atractiva, pero el trabajo da satisfacción”, Ana Frank
OPUS MANDAT. ‘La necesidad obliga’. A todos, a ciudadanos, mayores y pequeños, y cómo no, a nuestros alumnos. Muchos de ellos, y muchas de sus familias, han tenido que aprender en “dos tardes” (como diría Jordi Sevilla fuera de micro) a convivir con plataformas, videoconferencias, aplicaciones… todo para lograr entre todos el telecolegio. Algo así como la versión junior del teletrabajo.
Y en esta España de héroes de bata verde y uniforme, con el paso de las páginas de este Diario afloran también los pícaros y tunantes: los que alquilan su perro para poder salir a pasear, los que van al banco en pareja –“por si les atracan”-…; mil excusas baratas, incluso entre el alumnado.
A Federico Trillo se le olvidó cierto día cortar el micrófono y soltó en un castizo y rotundo castellano: “¡Manda huevos!”. A Bono, Aguirre o a Zapatero también les jugó una mala pasada la luz roja de la grabadora. Pues algo similar le ha ocurrido a mi querido alumno Carlos.
10 días llevaba el de 4º de la ESO con el micro y los cascos “estropeados”, sin poder intervenir en clase. Fiel cumplidor de las indicaciones del Gobierno, no ha salido de casa en todos estos días, ni él ni sus familiares, por lo que no ha podido adquirir unos auriculares nuevos. Pero de repente hoy, la tecnología le ha hecho pasar un mal trago: tras acabar la clase de Historia, cuando pensaba que su profesor ya había abandonado la ‘sala’, su micro ha comenzado a funcionar por arte de magia retransmitiendo la partida de Fortnite que llevaba horas disputando (los tacos que he podido oír por culpa del micro abierto, me los guardo).
Padres, madres. Mucho ojito a cuántas horas pasan nuestros hijos durante esta cuarentena delante del ordenador. Que la necesidad obliga y se las saben todas.
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– Día 13: La única cifra que me importa.
