El Rioja

Javier Arizcuren: “A Rioja Oriental le falta una identidad vinculada a su historia”

Fotos: Amaya Garrido

A las faldas de la Sierra de Yerga, viñas de mazuelo y garnacha se imponen a ‘la dictadura del tempranillo’ en el término de Quel, de donde es natural Javier Arizcuren. Agricultor, bodeguero, y también arquitecto, desde 2009 cultiva sus viñas centenarias y elabora sus vinos en una peculiar bodega en el centro de Logroño. Aunque Rioja Oriental ha sido una histórica proveedora de uvas para las bodegas de Rioja Alta, siempre ha ido a la retaguardia en cuestiones de comercialización. Su personalidad, además, también tiene un problema.

Así lo apunta Arizcuren: “A día de hoy Rioja Oriental tiene un poco menos de identidad porque nos hemos olvidado de esa historia vinculada a unas variedades tradicionales, como son la garnacha y el mazuelo. El tempranillo, en cambio, no es identitario de esta zona y para recuperar ese prestigio de Rioja Oriental hay que tener una identidad reconocible y reconocida, algo que la defina y se perciba como valiosa”. Una identidad, añade, que se recibe con interés en los mercados internacionales por ser variedades que funcionan muy bien en zonas concretas y producen buenos vinos.

Apostar por mantener unos viñedos centenarios no fue una decisión banal. “Dan mejor calidad, no por ser más viejas, sino porque producen menos, y yo buscaba vinos así, con mayor concentración de aromas y que representen mejor la zona, porque el tempranillo es de hace 40 años”, afirma. Sin embargo, esta variedad escapa de las manos de pocos y este año Arizcuren también se ha animado a utilizarlo en sus vinos, aunque “eso sí, mezclándolo con garnacha y mazuelo para regular esa falta de acidez, porque es la única forma interesante de trabajar con tempranillo en Rioja Oriental”.

Este nombre, que desde 2018 ha destronado a ‘Rioja Baja’ también debe implicar “mucho más”. El arquitecto asegura que con la nueva denominación se puede ayudar a corregir esa vinculación de ‘low Rioja’ con ‘low quality’ que existía en los mercados extranjeros. Pero incide: “El cambio de nombre no puede quedarse solo en eso. Si lo cambias es porque quieres contar una historia diferente, una donde se nos reconozca, y para eso vamos a empezar por cambiar el modelo productivo, plantando más garnachas en altura y menos en el valle del Ebro”.

Comenzó su proyecto en el garaje de sus padres en Quel para luego trasladarse a la bodega urbana de Logroño junto a su despacho de arquitectos. Puerta con puerta. Para no perderse detalle de nada pero también para devolverle a la ciudad una actividad propia que tuvo durante siglos y que ahora parece estar auspiciada por la Asociación de Bodegas de Logroño. Un salto que, considera, “asusta” a los viticultores riojanos que piensan que no se puede sobrepasar la línea de la elaboración donde operan las grandes bodegas, pero que es “muy valorado por los mercados nicho extranjeros”.

Y así lo refleja su presencia en las prestigiosas revistas vitivinícolas a nivel mundial. El maestro del vino Tim Atkin destacaba en su ‘Special Report 2020’ cuatro vinos Arizcuren con 93 y 94 puntos, mientras que la revista ‘Decanter’ elogiaba su exitosa labor. “Un honor y una publicidad gratuita que no hace más que beneficiar a nuestra marca y al nombre de Rioja Oriental, pero que procede únicamente del interés que ponen estos periodistas internacionales en dar a conocer pequeños proyectos con una clara identidad. Es decir, generas interés por tu trabajo, no por la inversión en promoción”, explica.

De las 19 hectáreas de viña que trabaja, solo comercializa unas 12.500 botellas. Busca llegar a la cifra de 25.000, pero “sin restarle tiempo al trabajo en el campo”, el cual, asegura, representa el 95 por ciento. “Porque si trabajas bien la tierra y la viña, poca mano tienes que meter en bodega”, valora. Carente de innovadoras tecnologías (“solo las tinajas de barro se pueden considerar innovación”), Arizcuren trabaja en ecológico, aunque sin certificación, tanto en tierra como en bodega, con una mínima intervención “para conseguir la expresión más pura de lo que viene del campo”.

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