Gastronomía

El 13 de diciembre triunfa en La Rioja para las cenas de empresa

Cocineros en el restaurante Tondeluna de Logroño

A falta de un mes para que se celebre la Navidad, sus tradicionales cenas de empresa ya tienen, en muchos casos, fecha y hora. Los días más elegidos: el 13 y el 20 de diciembre, aunque son ya varios grupos los que han preferido evitar las aglomeraciones y celebrar sus cenas de empresa este mes de noviembre.

El libro de reservas de muchos restaurantes empieza a llenarse, incluso, “de un año para otro”. O desde las fiestas de San Mateo, “cuando la gente comienza a elegir sitio y día, aunque siempre queda algún que otro rezagado que espera hasta finales de noviembre para decantarse por una u otra opción”, apunta el presidente de la Asociación de Hostelería Riojana, Francisco Martínez-Bergés.

“Los viernes siempre son el día preferido de la semana para organizar estos encuentros porque son como una continuación de la jornada laboral, mientras que los sábados se dedican más a la familia”, considera Martínez-Bergés. La noche del 13 de diciembre es, a día de hoy, la fecha más demandada. “La gente piensa que el 20 ya está ocupado y piden directamente para la semana anterior”.

Las preferencias varían en función del rango de edad del grupo y del presupuesto particular. “Las tradicionales cenas de empresa donde la cuenta corría a cuenta de esta ya no existen, sino que cada uno afronta sus gastos. Aun así, la buena gastronomía riojana ofrece un gran abanico hostelero, desde Estrellas Michelín, hasta comida más tradicional”, señala el presidente de los hosteleros.

Los restaurantes del centro son los más solicitados por su cercanía con la zona de copas y bares, valorando también aquellos con amplios salones donde el alboroto típico generado en estos encuentros no supone un problema. Las bodegas, por su parte, también están entre los requerimientos de los clientes, aunque en un menor nivel.

Fechas en las que apetece salir, divertirse, reencontrarse con los amigos y ver a los compañeros de empresa fuera del entorno habitual de trabajo, porque “día que se va, no vuelve”, manifiesta Martínez-Bergés.

Subir