El fútbol femenino se va a la huelga. Las jugadoras piden un salario mínimo de 16.000 euros al 75 por ciento de parcialidad (30 horas semanales por 12.000 euros), derecho a paro y vacaciones, protocolo de embarazo y marco regulatorio de lesiones. Tras más de un año y medio de negociación entre ellas y los clubes, no se ha conseguido llegar a ningún acuerdo. Por ello, el 93 por ciento de las jugadoras votó a favor del parón.
El EDF Logroño no puede permitirse este esfuerzo económico. Así lo ha explicado su presidente Iván Antoñanzas en Radio Rioja (Cadena SER): “Las jugadoras están en su derecho, no están haciendo nada malo y nada ilegal. Desde que empezamos las negociaciones, vamos de su mano y sabemos que es importante que firmen un convenio colectivo. Pero son unas condiciones mínimas que nuestro club no puede afrontar por inviables”.
El dirigente va mucho más allá: “Si esto se firmara, nuestro club estaría abocado a la desaparición, no sé si ahora o a final de temporada”. Por otro lado, detalla que toda la plantilla está contratada a media jornada: “Todas cotizan y trabajan veinte horas a la semana, algunas más y otras menos, todo de forma legal”. Él ve bien que las jugadoras quieren mejorar, pero advierte que las 21 jugadoras deberían pasar de veinte a treinta horas en su contrato: “Serían 150.000 euros que no tenemos”.
Los clubes se plantan en el cincuenta por ciento de parcialidad (media jornada) y, según Antoñanzas, no podrán subir de ese importe si no existen unos ingresos adicionales que lo permitan. “Otros clubes del fútbol profesional también sufrirían un incremento importante y no estarían dispuestos a invertir dinero en algo que no lo genera”, termina.
